15/10/2019, 15:17
(Última modificación: 15/10/2019, 15:19 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Ayame respondío, tras beber de su pajita.
—Kōri está fuera de la aldea ahora mismo, está liado con otra misión... —respondió, pasando la yema del dedo por el borde del vaso distraídamente. Tardó algunos segundos más en volver a hablar—. Aún... aún no se lo he dicho a papá... lo de enfrentarme a él, quiero decir. Prometí que lo haría cuando consiguiera ascender a Chuunin pero...
Daruu se acarició la barbilla y la observó con una sonrisa traviesa.
—¿A qué esperas, pues? Por cierto, eso me recuerda que todavía no hemos entrenado juntos desde mucho antes de lo de Naia —canturreó—. Ni he probado mi Byakugan en una situación de combate. Estoy deseando hacerlo. ¿Qué te parece si lo hacemos ahora?
La Pastelería de Kiroe-chan llevaba toda la mañana bastante vacía. De hecho, ellos dos le estaban haciendo a Kiroe el favor de cuidarla un rato mientras ella salía a comprar algunos ingredientes. Por eso, a Daruu le sorprendió cuando las campanillas de la entrada sonaron, y una pequeña muchacha de ojos azul marino entró con decisión.
—Bueno, no podíamos tener toda la mañana tranquila, supongo —le sonrió a Ayame en un susurro. Retiró la silla y se levantó—. ¡Ey! Buenos días. Bienvenida a la Pastelería de Kiroe-chan. Obviamente, no soy Kiroe-chan. Pero da igual. —Se encogió de hombros—. ¿Un café? ¿Un batido? ¿Qué deseas?
—Kōri está fuera de la aldea ahora mismo, está liado con otra misión... —respondió, pasando la yema del dedo por el borde del vaso distraídamente. Tardó algunos segundos más en volver a hablar—. Aún... aún no se lo he dicho a papá... lo de enfrentarme a él, quiero decir. Prometí que lo haría cuando consiguiera ascender a Chuunin pero...
Daruu se acarició la barbilla y la observó con una sonrisa traviesa.
—¿A qué esperas, pues? Por cierto, eso me recuerda que todavía no hemos entrenado juntos desde mucho antes de lo de Naia —canturreó—. Ni he probado mi Byakugan en una situación de combate. Estoy deseando hacerlo. ¿Qué te parece si lo hacemos ahora?
La Pastelería de Kiroe-chan llevaba toda la mañana bastante vacía. De hecho, ellos dos le estaban haciendo a Kiroe el favor de cuidarla un rato mientras ella salía a comprar algunos ingredientes. Por eso, a Daruu le sorprendió cuando las campanillas de la entrada sonaron, y una pequeña muchacha de ojos azul marino entró con decisión.
—Bueno, no podíamos tener toda la mañana tranquila, supongo —le sonrió a Ayame en un susurro. Retiró la silla y se levantó—. ¡Ey! Buenos días. Bienvenida a la Pastelería de Kiroe-chan. Obviamente, no soy Kiroe-chan. Pero da igual. —Se encogió de hombros—. ¿Un café? ¿Un batido? ¿Qué deseas?