15/10/2019, 20:06
Akame no dijo nada cuando Money les reveló sus motivos, y ni siquiera se intuyó en su rostro una mueca de decepción —como había previsto el negro— cuando los oyó. No, porque Uchiha Akame el Profesional sí que habría deshechado aquello como una motivación banal por debajo de muchas otras, ni siquiera más grande que uno mismo. Pero Suzaku, Calabaza, el de Dragón Rojo... Había pasado por la suficiente miseria como para saber la diferencia. Como para haberla aprendido bien dentro de su instinto, y haber entendido que sin dinero, nada valía la pena. Nadie te prestaba atención. No llegabas a ningún sitio. Así que no, al contrario de lo que Money había supuesto, Akame respetaba a la gente a quien movía el dinero; y además, eran más fáciles de calar.
Sin embargo...
—Eso lo entiendo, Money. Yo he vivido entre la basura, yo también vengo de la miseria. De no ser nadie, de ser olvidado por el mundo, de formar parte de esa gente a la que nadie tiene en cuenta. La ambición de subir esa escalera... Eso lo puedo respetar. Pero, te digo algo, compañero...
El Uchiha se cruzó de brazos. Parecía estar meditando profundamente sus siguientes palabras.
—Hay alguien que discrepa contigo: y no soy yo. Es nada menos que el mismísimo ¡Rikudō Sennin! —anunció, riendo luego. Era una risa amarga—. Desde que el Padre de Todos nos legó sus dones, hay algo mucho más importante que el dinero, la fama, la belleza... El poder. Porque el dinero es una lujosa mansión en las Costas del Remolino, con piscina, con sirvientes, con palmeras que se menean al son de la brisa marina en Verano. Pero el poder... El poder es el tsunami que se lleva por delante esa puta casa. Y cualquiera que no sepa ver la diferencia, será arrollado por la ola tarde o temprano.
Sin embargo...
—Eso lo entiendo, Money. Yo he vivido entre la basura, yo también vengo de la miseria. De no ser nadie, de ser olvidado por el mundo, de formar parte de esa gente a la que nadie tiene en cuenta. La ambición de subir esa escalera... Eso lo puedo respetar. Pero, te digo algo, compañero...
El Uchiha se cruzó de brazos. Parecía estar meditando profundamente sus siguientes palabras.
—Hay alguien que discrepa contigo: y no soy yo. Es nada menos que el mismísimo ¡Rikudō Sennin! —anunció, riendo luego. Era una risa amarga—. Desde que el Padre de Todos nos legó sus dones, hay algo mucho más importante que el dinero, la fama, la belleza... El poder. Porque el dinero es una lujosa mansión en las Costas del Remolino, con piscina, con sirvientes, con palmeras que se menean al son de la brisa marina en Verano. Pero el poder... El poder es el tsunami que se lleva por delante esa puta casa. Y cualquiera que no sepa ver la diferencia, será arrollado por la ola tarde o temprano.