16/10/2019, 01:12
El rostro de Kaido transmutó a un pleno circunstancial. Asintió un par de veces, como dándole veracidad a lo dicho por Zaide; de que Dragón rojo se había equivocado con él ya dos veces al darlo por muerto. Una tercera ya sería no haber aprendido de los errores, errores que se venían pagando a un precio demasiado elevado, con la mismísima muerte. Hayai, Cuatro y esas crías de Uzushio habían sido los primeros. Luego, Muñeca. Y Kaido no había sufrido el mismo fatídico final pues para Zaide aún un papel que cumplir, que no era otro sino el de guiarle hasta las tierras de Ryūgū-jō cuya locación exacta habría de ser desconocida para el Uchiha para ese entonces, y de llevar, sin saberlo; las piezas que inclinarían la balanza a su favor. Que no eran otras, desde luego, que un montón de sellos explosivos y una técnica sellada en el mismísimo cogote. No te jode.
—No, desde luego que no —contestó, tan sincero como si él y Zaide fueran colegas de toda la vida—. después de cómo me derrotaste en la Prisión del Yermo, me es imposible negar que todos te hemos subestimado. Yo el primero. De hecho, fui yo el que insistí en ir a cazarte, pues era la única forma de convertirme en un verdadero Cabeza de Dragón.
»Después de todo, al matar a Katame, el falso Dragón —un viejo amigo suyo—. no me lo había ganado a todas las de la ley. ¿Le conocías, no es así?
—No, desde luego que no —contestó, tan sincero como si él y Zaide fueran colegas de toda la vida—. después de cómo me derrotaste en la Prisión del Yermo, me es imposible negar que todos te hemos subestimado. Yo el primero. De hecho, fui yo el que insistí en ir a cazarte, pues era la única forma de convertirme en un verdadero Cabeza de Dragón.
»Después de todo, al matar a Katame, el falso Dragón —un viejo amigo suyo—. no me lo había ganado a todas las de la ley. ¿Le conocías, no es así?