17/10/2019, 16:44
Antes, hablábamos de propósitos. En la vida. En el camino del ninja. De las aspiraciones de cada quien, y de el, cómo una bestia. Lo qué ocurrió fue que, quizás, sólo quizás, Kaido empezaba a ver una luz en un camino muy oscuro, que hasta entonces transitaba a ciegas. Vendado por el bautizo. Ahora de poco iba viendo el claro, a cuentagotas. Como pequeños de luz que, como decíamos antes, componían un propósito.
Y es que Kaido siempre existió por la labor de probarse. A si mismo y a los demás. De demostrar su valía. De demostrar su fuerza. De demostrar que a monstruos como el no han de ser encadenados, sino más bien puestos en plena libertad para desarrollar todo su poder. Los Hozuki no lo entendieron, y ahora el sello le hacía creer que Yui tampoco lo había hecho.
Ryu, no obstante; lo tenía muy claro. No había otro camino para Umikiba Kaido —No el Tiburón ni de su clan, ni de Amegakure, ni de Dragón rojo. Él era el Tiburón azul—. Sino el del camino del poder. Del más puro y ancestral poder, en su única forma palpable.
Y ese camino empezaba por aprender de las piedras trastabillas que te hicieron caer alguna vez. En el caso de Kaido, más de una. Y esos eran los Uchiha.
—Oh. No lo dudes, Ryu. Ellos tienen buenos ojos, los Uchiha, pero desde afuera todo se ve mejor.
Y es que Kaido siempre existió por la labor de probarse. A si mismo y a los demás. De demostrar su valía. De demostrar su fuerza. De demostrar que a monstruos como el no han de ser encadenados, sino más bien puestos en plena libertad para desarrollar todo su poder. Los Hozuki no lo entendieron, y ahora el sello le hacía creer que Yui tampoco lo había hecho.
Ryu, no obstante; lo tenía muy claro. No había otro camino para Umikiba Kaido —No el Tiburón ni de su clan, ni de Amegakure, ni de Dragón rojo. Él era el Tiburón azul—. Sino el del camino del poder. Del más puro y ancestral poder, en su única forma palpable.
Y ese camino empezaba por aprender de las piedras trastabillas que te hicieron caer alguna vez. En el caso de Kaido, más de una. Y esos eran los Uchiha.
—Oh. No lo dudes, Ryu. Ellos tienen buenos ojos, los Uchiha, pero desde afuera todo se ve mejor.