17/10/2019, 17:57
«¿"Sueño Azul"? ¿De qué cojones está hablando este pajarraco?»
De primeras, los potentes graznidos del águila hicieron que Akame retrocediera un par de pasos, con la imagen del vendaval que había creado con sus alas todavía nítida en la memoria reciente. Sin embargo, cuando se dio cuenta de lo que le estaba acusando Viento Blanco, el Uchiha alzó la mirada y clavó su Sharingan en los ojos del pájaro, como una espada desenvainada y en ristre.
—Yo no le he arrancado ninguna pluma a nadie, me cago en todos los dioses —escupió entre dientes, avanzando los dos pasos de terreno que había perdido momentos antes—. Así que no me toques los cojones, águila hija de puta.
Contrariamente a su naturaleza, el Uchiha había saltado como un resorte a la primera de cambio, y estaba colorado como una teja. En sus entrañas bullía puro magma volcánico, incapaz de ser enfriado por la habitual calma que Akame solía abrazar como su forma de ser. La causa, claro, no era difícil de averiguar; aunque podía serlo si no conocías el verdadero origen de aquel adorno de color azul eléctrico y que, pese a todo, el joven exjounin seguía conservando como su más preciado tesoro. Su único vínculo con una vida pasada, ya extinta.
De primeras, los potentes graznidos del águila hicieron que Akame retrocediera un par de pasos, con la imagen del vendaval que había creado con sus alas todavía nítida en la memoria reciente. Sin embargo, cuando se dio cuenta de lo que le estaba acusando Viento Blanco, el Uchiha alzó la mirada y clavó su Sharingan en los ojos del pájaro, como una espada desenvainada y en ristre.
—Yo no le he arrancado ninguna pluma a nadie, me cago en todos los dioses —escupió entre dientes, avanzando los dos pasos de terreno que había perdido momentos antes—. Así que no me toques los cojones, águila hija de puta.
Contrariamente a su naturaleza, el Uchiha había saltado como un resorte a la primera de cambio, y estaba colorado como una teja. En sus entrañas bullía puro magma volcánico, incapaz de ser enfriado por la habitual calma que Akame solía abrazar como su forma de ser. La causa, claro, no era difícil de averiguar; aunque podía serlo si no conocías el verdadero origen de aquel adorno de color azul eléctrico y que, pese a todo, el joven exjounin seguía conservando como su más preciado tesoro. Su único vínculo con una vida pasada, ya extinta.