14/11/2019, 01:08
Lejos de preocuparse por el estado del resto de la banda, Ryu y Zaide continuaron en lo suyo: batiéndose en incesantes idas y venidas que mostraban un combate real. Sin ninjutsus catastróficos de por medio ni triquiñuelas en forma de genjutsu. Aquellos dos estaban peleando como dos hombres, a puño limpio batiéndose en una danza mortal a la que Zaide parecía saber bailar mejor, pero incluso el Dragón de ébano con sus pasos rudimentarios, usaba su fortaleza para salir bien parado de aquél intercambio continuo de golpes y patadas. Pero Zaide era como un mosquito, volaba y molestaba alrededor sin tener que moverse demasiado. Su capacidad intuitiva de movimiento era digna de admiración, una que el mismísimo escualo hubiese querido tener. Y con esos hábiles movimientos logró asestar, si tal, el primer envite real en todo el enfrentamiento.
Con un golpe directo a los huevos.
—Áu...
El escualo chilló como si el puñetazo la hubiese recibido él mismo en sus pelotas. Le dolía sólo de imaginar recibirlo él. Pero resultó curioso que aunque Ryu chilló, no pareció demasiado afligido, y contraatacó en su momento de mayor debilidad.
Lo que vino después fue, quizás para todos, un poco confuso. La vulnerabilidad repentina del Uchiha, la ingenuidad del moreno respecto al peligro que se ocultaba en forma de sello en sus pantalones. La aparición del águila... y el sacrificio de Zaide, para salvar a su amigo alado.
El rostro atónito de Kaido, con la boca abierta, trataba de comprender porqué Zaide se había vendido de esa manera.
—Creo que ya tenemos a un ganador —se atrevió a vaticinar, dadas las circunstancias de los hechos.
Con un golpe directo a los huevos.
—Áu...
El escualo chilló como si el puñetazo la hubiese recibido él mismo en sus pelotas. Le dolía sólo de imaginar recibirlo él. Pero resultó curioso que aunque Ryu chilló, no pareció demasiado afligido, y contraatacó en su momento de mayor debilidad.
Lo que vino después fue, quizás para todos, un poco confuso. La vulnerabilidad repentina del Uchiha, la ingenuidad del moreno respecto al peligro que se ocultaba en forma de sello en sus pantalones. La aparición del águila... y el sacrificio de Zaide, para salvar a su amigo alado.
El rostro atónito de Kaido, con la boca abierta, trataba de comprender porqué Zaide se había vendido de esa manera.
—Creo que ya tenemos a un ganador —se atrevió a vaticinar, dadas las circunstancias de los hechos.