14/11/2019, 04:34
El destino, sin embargo, resultó ser nuevamente caprichoso con los deseos de Umikiba Kaido. Ryu lo tenía, lo tenía, lo tenía... pero de pronto, todo se le escapó de las manos.
Esos ojos. Esos malditos ojos «no puede ser» esos rayos. Esos malditos rayos «¡muévete. Muévete coño!»
Pero no se movió. Lo que sucedió fue un destello cegador, auspiciado por los tambores de Raijin. Luego un sonido atronador que dejó allí en su lugar un cráter enorme, con su causante al borde del colapso. Sólo él, sus ojos de sangre, contemplando su... ¿victoria?
«Saldrás de ese maldito agujero, Ryu. Saldrás como el puto Dragón que eres. ¡Sal, coño, sal!»
Esos ojos. Esos malditos ojos «no puede ser» esos rayos. Esos malditos rayos «¡muévete. Muévete coño!»
Pero no se movió. Lo que sucedió fue un destello cegador, auspiciado por los tambores de Raijin. Luego un sonido atronador que dejó allí en su lugar un cráter enorme, con su causante al borde del colapso. Sólo él, sus ojos de sangre, contemplando su... ¿victoria?
«Saldrás de ese maldito agujero, Ryu. Saldrás como el puto Dragón que eres. ¡Sal, coño, sal!»