19/11/2019, 14:21
Los pescadores, recelosos al principio, parecieron aflojar el gesto y el ánimo al oír un nombre conocido. "Alia", decía buscar aquel muchacho canijo y mal vestido. Intercambiaron miradas entre ellos sin decir una palabra, hasta que finalmente uno de ellos asintió con poca convicción.
—Aquí no hay ninguna que se llame así, pero en el pueblo de al lado... —dejó la frase en el aire—. Hay una Alia, sí, y bien conocida que es. Sobretodo entre los varones.
Sus últimas palabras les arrancaron unas risillas socarronas a los otros dos.
—¿Qué negocio te traes con la Alia, zagal? Un poco mayor pa' ti, además que dicen que ya no está en el mercao' —añadió el pescador—. Como sea, si la quieres encontrar, te vas a tener que ir al pueblo. Sigue la ribera hacia el Este y el primer pueblo que te veas, no tiene pérdida.
—Aquí no hay ninguna que se llame así, pero en el pueblo de al lado... —dejó la frase en el aire—. Hay una Alia, sí, y bien conocida que es. Sobretodo entre los varones.
Sus últimas palabras les arrancaron unas risillas socarronas a los otros dos.
—¿Qué negocio te traes con la Alia, zagal? Un poco mayor pa' ti, además que dicen que ya no está en el mercao' —añadió el pescador—. Como sea, si la quieres encontrar, te vas a tener que ir al pueblo. Sigue la ribera hacia el Este y el primer pueblo que te veas, no tiene pérdida.