21/11/2019, 00:17
Miró al tabernero sorprendido y puso el dinero que faltaba sobre la mesa. Podía entender la jugada pero no le parecía lógico, hacer eso era la mejor manera de perder un cliente que, posiblemente pudiera tomar otra consumición o incluso pedir cena. Mas aún si se queda a dormir que podría incluso pedir el desayuno. Negó con la cabeza en gesto de desaprobación y le soltó al tabernero.
-Quizás esta no es la mejor jugada para ganar dinero, eh? Seguramente te habría acabado pidiendo cena, pero realmente, se me ha quitado el apetito -Dijo con su tono mas seco y frío, clavándole la mirada al tabernero, para después volverse a su compañero.
Le asintió y no dijo más. Tenía razón con el hecho de aprovechar para descansar. Aún les quedaba mucho camino por delante y no sabía si volvería a dormir en una cama hasta que volviera a Amegakure, con lo cual, una vez que su compañero se fuera a la cama, tomaría el té tranquilamente, disfrutando de su sabor, pero sin quedarse demasiado tiempo cerca de aquel estafador. Kisame era alguien bastante rencoroso, así que era muy poco probable que se le olvidara la cara de aquel tabernero y algún día volviera para ajusticiarle. Las personas que cometen actos malvados, aún si es por su supervivencia, no tienen olvido ni perdón.
Se iría a su cuarto a descansar. Cenaría y desayunaría a base de las raciones que tenía, comenzando a racionarlas ya, pues no tenía muchas y esperaría al día siguiente, a la hora pactada para proseguir el camino.
-Quizás esta no es la mejor jugada para ganar dinero, eh? Seguramente te habría acabado pidiendo cena, pero realmente, se me ha quitado el apetito -Dijo con su tono mas seco y frío, clavándole la mirada al tabernero, para después volverse a su compañero.
Le asintió y no dijo más. Tenía razón con el hecho de aprovechar para descansar. Aún les quedaba mucho camino por delante y no sabía si volvería a dormir en una cama hasta que volviera a Amegakure, con lo cual, una vez que su compañero se fuera a la cama, tomaría el té tranquilamente, disfrutando de su sabor, pero sin quedarse demasiado tiempo cerca de aquel estafador. Kisame era alguien bastante rencoroso, así que era muy poco probable que se le olvidara la cara de aquel tabernero y algún día volviera para ajusticiarle. Las personas que cometen actos malvados, aún si es por su supervivencia, no tienen olvido ni perdón.
Se iría a su cuarto a descansar. Cenaría y desayunaría a base de las raciones que tenía, comenzando a racionarlas ya, pues no tenía muchas y esperaría al día siguiente, a la hora pactada para proseguir el camino.