28/11/2019, 23:48
Lejos de amedrentarse, el enorme animal hizo acopio de tozudez y volvió a arrastrar la pezuña sobre la piedra de la calle, dejando una fea y negra marca de desgaste y de porquería. Ambos se miraron a los ojos y ambos los entrecerraron, preparándose. Cuando el cerdo envistió, Daruu antepuso el escudo, pero en lugar de bloquear, dio un saltito y rodó en el aire con una acrobacia, apoyándose en el lomo del animal y deslizándose por su piel. Dejó el escudo doblado para apoyar el lateral del filo de su espada. Así, mientras el puerco pasara por debajo, la hoja rasgaría la carne.