29/11/2019, 17:23
(Última modificación: 1/12/2019, 14:30 por Taka Kisame. Editado 2 veces en total.)
El genin intentó llamarle la atención golpeando la barra, incluso levantó la voz en varias ocasiones, pero al parecer su mundano aspecto y lo poca cosa que podría resultar socialmente no llamaron la atención al cantinero. Ni siquiera con la artimaña más inteligente que se le hubiera ocurrido habría podido conseguirlo. Su aspecto no llamaba la atención en lo más mínimo pero el bullicio de gente no le ayudaba en lo más mínimo. Incluso intentó poner su mano sobre el dinero para que el hombre le escuchara pero este fue más rápido y se lo llevó a tiempo.
En fin, su día no estaba siendo el más afortunado y estaba claro que allí no podría conseguir nada por el momento, y más aún con el lío de gente que había. Por una parte no le sorprendió pero por otra le quemaba muy fuertemente ya que realmente quería encontrar el rastro de aquel individuo...
-Vaya... Como la cosa siga así voy a tener que irme sin haberme enterado de nada... Espero que Karasu tenga algo nuevo... -Pensó para sí, resignándose a su fracaso mientras tomaba el té.
En el último momento, se le ocurrió que no debía irse sin antes volver a intentarlo, por lo que alzó la voz mucho más de lo habitual para llamar la atención del cantinero. El cual, a pesar del bullicio del lugar, le consiguió dedicar unos instantes.
-Perdone, como le decía, sabría usted donde puedo encontrar a una mujer llamada Alia? Por lo que sé, vive en este pueblo -Preguntó una vez más, esperando ahora obtener respuesta.
En fin, su día no estaba siendo el más afortunado y estaba claro que allí no podría conseguir nada por el momento, y más aún con el lío de gente que había. Por una parte no le sorprendió pero por otra le quemaba muy fuertemente ya que realmente quería encontrar el rastro de aquel individuo...
-Vaya... Como la cosa siga así voy a tener que irme sin haberme enterado de nada... Espero que Karasu tenga algo nuevo... -Pensó para sí, resignándose a su fracaso mientras tomaba el té.
En el último momento, se le ocurrió que no debía irse sin antes volver a intentarlo, por lo que alzó la voz mucho más de lo habitual para llamar la atención del cantinero. El cual, a pesar del bullicio del lugar, le consiguió dedicar unos instantes.
-Perdone, como le decía, sabría usted donde puedo encontrar a una mujer llamada Alia? Por lo que sé, vive en este pueblo -Preguntó una vez más, esperando ahora obtener respuesta.