30/11/2019, 16:53
—Es una lástima. La ha cocinado expresamente Yuuna-sama para ti.
Aah. Yuuna. Todavía peor. ¿Por que había confiado en ella? Ni siquiera se había dignado en hacer una visita y explicarme la situación. Ella era la peor de todos ellos era Yuuna. Jamas tenía que haber confiado en ella.
—¡Pues que se ahorre el esfuerzo, si viene de ella es incluso peor!
Grité agarrado a los barrotes. Aunque el samurái ya se había marchado. Pero me daba igual. Que lo supieran. Que se ahorraran los ingredientes y el tiempo. No quería saber nada de ellos. De ninguno. Y mucho menos de Yuuna.
Golpee la bandeja de la comida de una patada. No con fuerza, por que de eso apenas me quedaba. Con rabia, por que rabia tenia de sobra.
—Tu comida si me la comería, Katsudon...
Ni siquiera sabía que había sido de él. Era lo único que me había estado rondando la cabeza durante todo aquél tiempo. Esos desgraciados seguro que le estaban haciendo cosas horribles.
〜No se como pudiste hacerte amigo de ninguno de estos, gyūki 〜Pensé recordándo que él había muerto para defenderlos, aunque volviese a la vida después. 〜Que den gracias que no tengo tu fuerza, tu tamaño y tu poder. Por que si lo tuviera... Han llenado de rabia a una persona vacía, alguien a quien no tiene nada que perder...elegiste mal a tu mensajero.
Como saliera de aquella celda, con toda esa rabia y sin nada que perder excepto una vida que en ese instante ya ni valoraba en absoluto... No sabía que locuras seria capaz de cometer, pero desde luego que no iba a controlarme.
〜Lo siento Hanabi-sama, pero no soy lo bastante fuerte para no dejarme llevar por este odio...elegiste mal
¿Acaso era tan grave?
Si. Por que yo había venido en son de paz, y ellos solo me habían devuelto odió. Me habían arrebatado a Katsudon. Me habían arrebatado la espada de mi padre. Me habían arrebatado la confianza. Y en su lugar, en todos esos huecos que habían quedado vacíos, habían puesto todo el odio que sentían hacia los ninjas.
Y ese odio, esa ira, esa rabia. Eso era lo que me mantenía vivo en esos momentos incluso sin comer. Era lo que me hacia moverme incluso sin fuerzas por la falta de alimento.
Aah. Yuuna. Todavía peor. ¿Por que había confiado en ella? Ni siquiera se había dignado en hacer una visita y explicarme la situación. Ella era la peor de todos ellos era Yuuna. Jamas tenía que haber confiado en ella.
—¡Pues que se ahorre el esfuerzo, si viene de ella es incluso peor!
Grité agarrado a los barrotes. Aunque el samurái ya se había marchado. Pero me daba igual. Que lo supieran. Que se ahorraran los ingredientes y el tiempo. No quería saber nada de ellos. De ninguno. Y mucho menos de Yuuna.
Golpee la bandeja de la comida de una patada. No con fuerza, por que de eso apenas me quedaba. Con rabia, por que rabia tenia de sobra.
—Tu comida si me la comería, Katsudon...
Ni siquiera sabía que había sido de él. Era lo único que me había estado rondando la cabeza durante todo aquél tiempo. Esos desgraciados seguro que le estaban haciendo cosas horribles.
〜No se como pudiste hacerte amigo de ninguno de estos, gyūki 〜Pensé recordándo que él había muerto para defenderlos, aunque volviese a la vida después. 〜Que den gracias que no tengo tu fuerza, tu tamaño y tu poder. Por que si lo tuviera... Han llenado de rabia a una persona vacía, alguien a quien no tiene nada que perder...elegiste mal a tu mensajero.
Como saliera de aquella celda, con toda esa rabia y sin nada que perder excepto una vida que en ese instante ya ni valoraba en absoluto... No sabía que locuras seria capaz de cometer, pero desde luego que no iba a controlarme.
〜Lo siento Hanabi-sama, pero no soy lo bastante fuerte para no dejarme llevar por este odio...elegiste mal
¿Acaso era tan grave?
Si. Por que yo había venido en son de paz, y ellos solo me habían devuelto odió. Me habían arrebatado a Katsudon. Me habían arrebatado la espada de mi padre. Me habían arrebatado la confianza. Y en su lugar, en todos esos huecos que habían quedado vacíos, habían puesto todo el odio que sentían hacia los ninjas.
Y ese odio, esa ira, esa rabia. Eso era lo que me mantenía vivo en esos momentos incluso sin comer. Era lo que me hacia moverme incluso sin fuerzas por la falta de alimento.