22/12/2019, 20:54
Puede que Datsue no supiera mucho, o nada, de metalurgia y mineralogía; pero era bastante capaz de tomar un arma y decir que tan duro era el material que estaba cortando. Bien podía ser que se fijase en la resistencia del material, en el desgaste de lo hoja o en otro dato; pero lo cierto era que le funcionaba.
El ninja comenzó a rajar las superficies y a notar cierto patrón, ciertas cantidades posibles de carbono y hierro:
Dentro de poco los números comenzarían a acumularse dentro de su cabeza, quizá siendo demasiados para recordarlos y afanarse en deducir la dureza del siguiente bloque al mismo tiempo. Como fuese, necesitaba tener a su disposición aquellos datos mientras seguía probando. Sin embargo, no era mucho lo que le quedaba por probar… Pues la mala sonrisa de la jueza se fue ampliando a medida que los bloques inservibles se amontonaban unos sobre otros. Y, por si fuera poco, el hombre del martillo y el de las posiciones ya tenían sus bloques de aquel material; pero seguían buscando más.
—Sensei, si ya tienen el material que necesitan, ¿para que siguen buscando más? —pregunto inocente.
Una pregunta tonta para quien carecía de malicia, pero no para gente con recorrido como Juro y Datsue; pues para ellos las tres horas se hacían un chiste cruel: no necesitarían de tres horas, porque seguramente todo material sería acaparado antes de eso.
Pero si el de Uzu lograba mantener la calma, podría recordar que el tercero de los bloques que probo tenía una contextura casi perfecta, mientras que el quinto resultaba demasiado duro y quebradizo.
El ninja comenzó a rajar las superficies y a notar cierto patrón, ciertas cantidades posibles de carbono y hierro:
Dentro de poco los números comenzarían a acumularse dentro de su cabeza, quizá siendo demasiados para recordarlos y afanarse en deducir la dureza del siguiente bloque al mismo tiempo. Como fuese, necesitaba tener a su disposición aquellos datos mientras seguía probando. Sin embargo, no era mucho lo que le quedaba por probar… Pues la mala sonrisa de la jueza se fue ampliando a medida que los bloques inservibles se amontonaban unos sobre otros. Y, por si fuera poco, el hombre del martillo y el de las posiciones ya tenían sus bloques de aquel material; pero seguían buscando más.
—Sensei, si ya tienen el material que necesitan, ¿para que siguen buscando más? —pregunto inocente.
Una pregunta tonta para quien carecía de malicia, pero no para gente con recorrido como Juro y Datsue; pues para ellos las tres horas se hacían un chiste cruel: no necesitarían de tres horas, porque seguramente todo material sería acaparado antes de eso.
Pero si el de Uzu lograba mantener la calma, podría recordar que el tercero de los bloques que probo tenía una contextura casi perfecta, mientras que el quinto resultaba demasiado duro y quebradizo.