26/12/2019, 14:00
Juro observó, con los dedos clavados al asiento, cómo la competición llegaba a su fin. Datsue, quizá en los últimos momentos que realmente importaban, se hizo con el material perfecto.
El marionetista exhaló un suspiro de puro alivio. Se sentía mucho más comprometido con la competición de lo que creía.
El espectáculo continuó durante un poco más de tiempo. Esto no fue más que un acto cruel por parte de la mujer, porque Juro intuía que realmente, ya no había más opciones: los que habían ganado, habían ganado. Todos bailaron al son de ella, como títeres atados a sus hilos, mientras sonreía con aquella voracidad. Juro supo que aquella persona era bastante peligrosa y que debía cuidarse con ella, aunque no pareciera suponer una amenaza para nadie.
Una vez hecho, la mujer paró el espectáculo y declaró los puestos. Datsue había alcanzado el primer lugar, junto con otro, el 77 (el cuál había hallado las rocas de una manera misteriosa para cualquiera, incluso para él). Eso sí que era un motivo para alegrarse.
La mujer anunció que este material sería usado para la siguiente ronda y proclamó a los proveedores (su clase) cómo seres importantes en el trabajo de un herrero. Juro sintió rabia, pero la verdad es que tenía que estar de acuerdo: sin ellos, un herrero tendría muchas menos posibilidades de forjar un buen material.
—Que señora. Si no recuerdo mal, es una comerciante, dueña de varios yacimientos que importan mineral a todo el continente… Da un poco de miedo, no es difícil imaginársela como capataz en una mina a cielo abierto, repartiendo latigazos e insultos a los lentos y a los torpes.
— Tienes mucha imaginación, Kazuma-kun — dijo Juro, pero no le reprendió, porque podía verla —. De todas formas, es una mujer muy respetable, aunque un poco... voraz. Parece una depredadora. Supongo que la severidad es fundamental para un buen juez, pero no puedo evitar ver algo sádico en la suya.
»Bueno, ¿Deberiamos bajar y felicitar a su Datsue-san?
— ¡Claro! — accedió Juro, de buen grado.
Juro iría (guiado disimuladamente por su alumno, al que dejaría ir en primer lugar) hacia el lugar dónde Datsue estaría (si había decidido quedarse en la arena en lugar de marcharse de golpe).
— ¡Buen trabajo, Datsue! No hemos dudado ni un momento en que lo harías bien — dijo Juro, aunque no pudo evitar sonreír. Después de todo, el Uchiha y él sabían de su pequeño canal de comunicación y cómo le había pedido una ayuda en el momento.
El marionetista exhaló un suspiro de puro alivio. Se sentía mucho más comprometido con la competición de lo que creía.
El espectáculo continuó durante un poco más de tiempo. Esto no fue más que un acto cruel por parte de la mujer, porque Juro intuía que realmente, ya no había más opciones: los que habían ganado, habían ganado. Todos bailaron al son de ella, como títeres atados a sus hilos, mientras sonreía con aquella voracidad. Juro supo que aquella persona era bastante peligrosa y que debía cuidarse con ella, aunque no pareciera suponer una amenaza para nadie.
Una vez hecho, la mujer paró el espectáculo y declaró los puestos. Datsue había alcanzado el primer lugar, junto con otro, el 77 (el cuál había hallado las rocas de una manera misteriosa para cualquiera, incluso para él). Eso sí que era un motivo para alegrarse.
La mujer anunció que este material sería usado para la siguiente ronda y proclamó a los proveedores (su clase) cómo seres importantes en el trabajo de un herrero. Juro sintió rabia, pero la verdad es que tenía que estar de acuerdo: sin ellos, un herrero tendría muchas menos posibilidades de forjar un buen material.
—Que señora. Si no recuerdo mal, es una comerciante, dueña de varios yacimientos que importan mineral a todo el continente… Da un poco de miedo, no es difícil imaginársela como capataz en una mina a cielo abierto, repartiendo latigazos e insultos a los lentos y a los torpes.
— Tienes mucha imaginación, Kazuma-kun — dijo Juro, pero no le reprendió, porque podía verla —. De todas formas, es una mujer muy respetable, aunque un poco... voraz. Parece una depredadora. Supongo que la severidad es fundamental para un buen juez, pero no puedo evitar ver algo sádico en la suya.
»Bueno, ¿Deberiamos bajar y felicitar a su Datsue-san?
— ¡Claro! — accedió Juro, de buen grado.
Juro iría (guiado disimuladamente por su alumno, al que dejaría ir en primer lugar) hacia el lugar dónde Datsue estaría (si había decidido quedarse en la arena en lugar de marcharse de golpe).
— ¡Buen trabajo, Datsue! No hemos dudado ni un momento en que lo harías bien — dijo Juro, aunque no pudo evitar sonreír. Después de todo, el Uchiha y él sabían de su pequeño canal de comunicación y cómo le había pedido una ayuda en el momento.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60