30/12/2019, 03:29
—¡Oh, veo que es un hombre de cultura, Datsue-san! —elogio Kazuma, llevándose la mano al mentón y mostrando algo de orgullo por el trivial conocimiento que estaba por compartir—. La tres “B” se refieren a bueno, bonito y barato. Es un viejo adagio de mercaderes y regateadores… Y conozco una interesante historia al respecto…
»Pero eso para después. Creo que hay un lugar que podría cumplir con todas las ”B”.
El muchacho se pondría en marcha esperando que ambos le siguieran, aunque Datsue tendría que encargarse de aquel bloque mineral que la primera prueba le había dejado como botín. Era sumamente importante que lo mantuviese cerca, pues lo necesitaría para la siguiente etapa, pero eran veinte kilogramos en, una nada cómoda, forma de cubo.
Mientras recorrían el camino que les llevaba fuera de la plaza, Kazuma decidió compartir la historia mencionada. No porque se sintiese en deuda, sino porque le gustaba aprovechar cada oportunidad para compartir algo de lo que hubiese leído.
—Cuenta una leyenda, típica de los comerciantes nómadas del País del Viento, que —comenzó a relatar, dándole a su voz un tono digno de la ocasión, para que se elevase sobre el ruido del festival y le hiciera honor al cielo nocturno—: entre las suertes nacidas de los dioses están las encarnaciones de lo bueno, lo bonito y lo barato. Estas tres divinidades hermanas se quieren con locura y sus lazos son muy fuertes; pero las obligaciones de cada una les mantienen distantes y es sumamente escasa la ocasión en que dos se consiguen, no se diga ya que se encuentren las tres… Sin embargo, en ocasiones excepcionales, la diosa de la fortuna las invita a su hogar en Takamagahara para que la colmen de bendiciones y atraigan a la dicha. Y es así que, durante un corto periodo, las tres coinciden felizmente, haciendo que la dicha le arranque sonrisas a la fortuna… Cuando pasa aquello, los comerciantes suelen decir que la fortuna les ha sonreído y que se ha presentado una gran oportunidad.
Por suerte, la historia había dilatado el tiempo los suficiente como para permitirles llegar al sitio…, más o menos.
—Bueno… esto es una difícil decisión, ¿no? —musito el joven, pues el lugar al que habían llegado tenía dos locales casi idénticos, uno a cada lado de la calle. Uno de los letreros decía Las tres V, mientras que el otro decía Las tres B.
Kazuma, por supuesto, no tenía idea alguna de cuál era el local correcto: mientras andaba buscando a Juro, escucho a varias personas hablar de lo excelente que era un local llamado tres B, pero jamás dijeron si era una B de estas o una V de aquellas.
»Pero eso para después. Creo que hay un lugar que podría cumplir con todas las ”B”.
El muchacho se pondría en marcha esperando que ambos le siguieran, aunque Datsue tendría que encargarse de aquel bloque mineral que la primera prueba le había dejado como botín. Era sumamente importante que lo mantuviese cerca, pues lo necesitaría para la siguiente etapa, pero eran veinte kilogramos en, una nada cómoda, forma de cubo.
Mientras recorrían el camino que les llevaba fuera de la plaza, Kazuma decidió compartir la historia mencionada. No porque se sintiese en deuda, sino porque le gustaba aprovechar cada oportunidad para compartir algo de lo que hubiese leído.
—Cuenta una leyenda, típica de los comerciantes nómadas del País del Viento, que —comenzó a relatar, dándole a su voz un tono digno de la ocasión, para que se elevase sobre el ruido del festival y le hiciera honor al cielo nocturno—: entre las suertes nacidas de los dioses están las encarnaciones de lo bueno, lo bonito y lo barato. Estas tres divinidades hermanas se quieren con locura y sus lazos son muy fuertes; pero las obligaciones de cada una les mantienen distantes y es sumamente escasa la ocasión en que dos se consiguen, no se diga ya que se encuentren las tres… Sin embargo, en ocasiones excepcionales, la diosa de la fortuna las invita a su hogar en Takamagahara para que la colmen de bendiciones y atraigan a la dicha. Y es así que, durante un corto periodo, las tres coinciden felizmente, haciendo que la dicha le arranque sonrisas a la fortuna… Cuando pasa aquello, los comerciantes suelen decir que la fortuna les ha sonreído y que se ha presentado una gran oportunidad.
Por suerte, la historia había dilatado el tiempo los suficiente como para permitirles llegar al sitio…, más o menos.
—Bueno… esto es una difícil decisión, ¿no? —musito el joven, pues el lugar al que habían llegado tenía dos locales casi idénticos, uno a cada lado de la calle. Uno de los letreros decía Las tres V, mientras que el otro decía Las tres B.
Kazuma, por supuesto, no tenía idea alguna de cuál era el local correcto: mientras andaba buscando a Juro, escucho a varias personas hablar de lo excelente que era un local llamado tres B, pero jamás dijeron si era una B de estas o una V de aquellas.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)