2/01/2020, 00:57
El "Luego hablaremos de Katsudon" no llegó nunca durante el viaje. Fue un caminó largo y en silencio, al menos por mi parte, que caminé detrás y sin dirigirles la palabra.
Yo seguía sin saber cómo enfrentarme a aquel tornado de sentimientos que no paraba de girar dentro de mi. No podía pensar con claridad y no podía sentir con claridad.
Al final, llegamos al sitio donde habíamos dejado el barco. El navío seguía allí tal y como lo habíamos dejado. Otro montón de recuerdos y sentimientos se unieron a la fiesta que había montada dentro de mí.
Aún así, me acerqué al barco y le di un par de golpecitos como el que le da unas palmaditas en el hombro a su amigo.
«¿Nos llevarás otra vez a nuestro destino, compañero?»
—Subid al barco, chicos. Ahora os alcanzó.
Una tarea sencilla incluso para el peor ninja de Oonido, es decir, incluso para mí. Solo había que concentrar el chacra en la planta de los pies, y pum, subir. Igual que había bajado de él pa no hacerme daño en una herida que había desaparecido de repente. Otro tema que Katsudon había dejado en aire.
Subí un poco hasta darme cuenta de que, aunque el gennin mas estúpido y bocazas del mundo podía hacerlo, una samurái bien entrenada no.
Y aunque no me apetecía nada lo que iba a hacer tal y como estaban las cosas, le debía una cuantas a Katsudon, y ya le había entorpecido lo suficiente durante el viaje. Además, no me apetecía que volviera a reñirme.
Bajé de un salto a la playa, y sin decir ni una sola palabra, agarré a Yuuna en brazos. No me gustaba nada esa cercanía con nadie, pero no se me ocurría otra forma de hacerlo.
Antes de comenzar a subir de nuevo, si que le dirigí una sola palabra.
—Sujetate.
Eso supondría mucha mas cercanía de la que me gustaría, pero no estaba seguro de si tenia suficiente fuerza para cargarla en brazos hasta arriba.
Eso si, tampoco puse resistencia a que si quería bajarse lo hiciera. Allá ella.
Yo seguía sin saber cómo enfrentarme a aquel tornado de sentimientos que no paraba de girar dentro de mi. No podía pensar con claridad y no podía sentir con claridad.
Al final, llegamos al sitio donde habíamos dejado el barco. El navío seguía allí tal y como lo habíamos dejado. Otro montón de recuerdos y sentimientos se unieron a la fiesta que había montada dentro de mí.
Aún así, me acerqué al barco y le di un par de golpecitos como el que le da unas palmaditas en el hombro a su amigo.
«¿Nos llevarás otra vez a nuestro destino, compañero?»
—Subid al barco, chicos. Ahora os alcanzó.
Una tarea sencilla incluso para el peor ninja de Oonido, es decir, incluso para mí. Solo había que concentrar el chacra en la planta de los pies, y pum, subir. Igual que había bajado de él pa no hacerme daño en una herida que había desaparecido de repente. Otro tema que Katsudon había dejado en aire.
Subí un poco hasta darme cuenta de que, aunque el gennin mas estúpido y bocazas del mundo podía hacerlo, una samurái bien entrenada no.
Y aunque no me apetecía nada lo que iba a hacer tal y como estaban las cosas, le debía una cuantas a Katsudon, y ya le había entorpecido lo suficiente durante el viaje. Además, no me apetecía que volviera a reñirme.
Bajé de un salto a la playa, y sin decir ni una sola palabra, agarré a Yuuna en brazos. No me gustaba nada esa cercanía con nadie, pero no se me ocurría otra forma de hacerlo.
Antes de comenzar a subir de nuevo, si que le dirigí una sola palabra.
—Sujetate.
Eso supondría mucha mas cercanía de la que me gustaría, pero no estaba seguro de si tenia suficiente fuerza para cargarla en brazos hasta arriba.
Eso si, tampoco puse resistencia a que si quería bajarse lo hiciera. Allá ella.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)