12/01/2020, 02:32
El timón del barco volvía a estar en manos del increíble Reiji, el peor de los piratas de todo Oonido. ¿Y a donde se dirigía? Pues tenia menos idea que un kusajin en tiempos de paz. Vamos, mas perdido que un pingüino en un desierto.
Y lo peor. La brújula y el mapa habían desaparecido pa siempre cuando Gyuki lanzo el barco con sus tentáculos. Pero no había que preocuparse por nada. Teníamos mi olfato para los tesoros.
Y bueno, puestos al rumbo... Katsudon había lanzado el barco todo recto. Antes habíamos ido en esa dirección por error y gyuki nos había salvado. Pero Gyuki ya no estaba allí para salvarnos, así que... ¿Uzu quedaba a la izquierda o la derecha del hierro? Mmm... Que mas daba.
Mi instinto para la pirateria y los tesoros me decía que... Todo a la derecha. Y eso fue lo que hice. Girar todoooo a la derecha.
Mientras yo hacia todo esto... Katsudon se sentó para que, por fin, habláramos.
—No te entiendo, chico —La verdad... yo tampoco me entendia. Pero si entendí la seriedad de sus palabras.—. Creí que había quedado claro en la prisión. Hemos compartido todo un viaje con Yuuna, y nos han atacado los mismos enemigos. ¿Qué más sospecha cabía?
Pues a mi parecer bastante. Siendo quien era, y habiendo estado encerrada donde había estado encerrada. ¿Que prueba teníamos de que no le habían hecho nada raro?
»Además, que no confíes en ella, muy bien. Pero si ves que yo no estoy en desacuerdo con lo que nos propone... no sé. Nunca he sido de los jounin autoritarios, no va conmigo eso. ¿Pero acaso tampoco confías en mí?
¿La verdad? Después de todo aquello... No sabia de quién fiarme y quien no.
—La verdad... Y aunque parezca mentira... Creo que ahora mismo eres la única persona de la que me fío. — Había peros, si. Los había. —Sin embargo, es que... Con del tema de Yuuna, yo... Estoy muy confuso. Tengo un torbellino aquí dentro. — dije señalandome el corazón.— Llegué allí sabiendo que no eran amigos, pero confiando en que no eran enemigos... Y te vi morir, estas vivo, pero yo pensé que habías muerto. Pensé que la explosión te había matado y yo estaba conmocionado.
»Y entoces, cuando no era capaz de articular palabra, cuando mi cabeza no era capaz de pensar en otra cosa, apareció ése samurái a exigirme, a golpes, respuestas. ¿Por que me pegó ese samurái Katsudon? ¿Que había hecho para merecer ese trato? ¿ Acaso no estábamos allí para avisarles? ¿Para ayudarles? No entendía nada de lo que estaba pasando.
»Y por si fuera poco, Cuando vi que Salias con vida de debajo de aquellos escombros, ese hijo de...del hierro, dijo que te torturarian. Fue en ese momento, Cuando pronunció esas palabras... Quise ser el mismo tipo de monstruo que Kurama. Sentí, o mejor dicho, todavía siento dentro de mi, rabia e ira, odio, y unos sentimientos repulsivos que no se como hacer que se marchen y salgan de mi.
»Si llegan a ponerte la mano encima allí, delante de mi, yo... Seguramente no estaría aquí ahora.
Y lo peor. La brújula y el mapa habían desaparecido pa siempre cuando Gyuki lanzo el barco con sus tentáculos. Pero no había que preocuparse por nada. Teníamos mi olfato para los tesoros.
Y bueno, puestos al rumbo... Katsudon había lanzado el barco todo recto. Antes habíamos ido en esa dirección por error y gyuki nos había salvado. Pero Gyuki ya no estaba allí para salvarnos, así que... ¿Uzu quedaba a la izquierda o la derecha del hierro? Mmm... Que mas daba.
Mi instinto para la pirateria y los tesoros me decía que... Todo a la derecha. Y eso fue lo que hice. Girar todoooo a la derecha.
Mientras yo hacia todo esto... Katsudon se sentó para que, por fin, habláramos.
—No te entiendo, chico —La verdad... yo tampoco me entendia. Pero si entendí la seriedad de sus palabras.—. Creí que había quedado claro en la prisión. Hemos compartido todo un viaje con Yuuna, y nos han atacado los mismos enemigos. ¿Qué más sospecha cabía?
Pues a mi parecer bastante. Siendo quien era, y habiendo estado encerrada donde había estado encerrada. ¿Que prueba teníamos de que no le habían hecho nada raro?
»Además, que no confíes en ella, muy bien. Pero si ves que yo no estoy en desacuerdo con lo que nos propone... no sé. Nunca he sido de los jounin autoritarios, no va conmigo eso. ¿Pero acaso tampoco confías en mí?
¿La verdad? Después de todo aquello... No sabia de quién fiarme y quien no.
—La verdad... Y aunque parezca mentira... Creo que ahora mismo eres la única persona de la que me fío. — Había peros, si. Los había. —Sin embargo, es que... Con del tema de Yuuna, yo... Estoy muy confuso. Tengo un torbellino aquí dentro. — dije señalandome el corazón.— Llegué allí sabiendo que no eran amigos, pero confiando en que no eran enemigos... Y te vi morir, estas vivo, pero yo pensé que habías muerto. Pensé que la explosión te había matado y yo estaba conmocionado.
»Y entoces, cuando no era capaz de articular palabra, cuando mi cabeza no era capaz de pensar en otra cosa, apareció ése samurái a exigirme, a golpes, respuestas. ¿Por que me pegó ese samurái Katsudon? ¿Que había hecho para merecer ese trato? ¿ Acaso no estábamos allí para avisarles? ¿Para ayudarles? No entendía nada de lo que estaba pasando.
»Y por si fuera poco, Cuando vi que Salias con vida de debajo de aquellos escombros, ese hijo de...del hierro, dijo que te torturarian. Fue en ese momento, Cuando pronunció esas palabras... Quise ser el mismo tipo de monstruo que Kurama. Sentí, o mejor dicho, todavía siento dentro de mi, rabia e ira, odio, y unos sentimientos repulsivos que no se como hacer que se marchen y salgan de mi.
»Si llegan a ponerte la mano encima allí, delante de mi, yo... Seguramente no estaría aquí ahora.