15/01/2020, 21:00
(Última modificación: 15/01/2020, 21:00 por Aotsuki Ayame.)
—No haces más que presumir de grandeza —espetó Daruu, desactivando su Byakugan—. Dime, ¿conoces a Amekoro Yui, cerdo? ¿Tienes idea de lo disgustada que va a estar cuando vea este desastre? ¿Tienes idea de lo que podría hacerte? Serás el plato principal de su cena, puerco.
Oh, por supuesto que la conocía. El gran Ōshishi se había quedado clavado en el sitio al oír el nombre de Amekoro Yui, con los ojos abiertos como platos fijos en aquel molesto muchacho. Jamás lo admitiría en voz alta, pero aquella mujer... Aquella mujer había sido la única humana que había conseguido vencerle en combate... Aún sentía el dolor de su colmillo derecho, arrancado por sus propias manos.
¡Oh, pero el Gran Ōshishi no iba a mostrar signos de debilidad ni de flaqueza! ¡Él era el mayor puerco de todos!
Soltó una carcajada ronca que se mezclaba con guarridos, y sus risas reverberaron por doquier.
—Oh, no. La pregunta que deberíais haceros es: ¿Qué vais a hacer vosotros?
—¿Qué...? —comenzó a preguntar su invocador.
—Veamos cómo le explicáis a la temible Amekoro Yui que cuatro de sus mejores shinobi no han sido capaces de detener a tres cerdos. ¡Buena suerte!
El enorme jabalí se desvaneció en una nube de humo y la calle quedó tan silenciosa como había estado en un principio. Sólo el eco de la lluvia llenó sus oídos. Ayame se sobresaltó en el sitio.
—Los otros dos jabalíes también se han ido. Mi clon había conseguido frenarlos pero...
—¡OH, NO! ¡¿QUÉ VAMOS A HACER?! —aulló el invocador de jabalíes, sollozando de terror—. Arashikage-sama me va a matar por haber vuelto a... a...
Oh, por supuesto que la conocía. El gran Ōshishi se había quedado clavado en el sitio al oír el nombre de Amekoro Yui, con los ojos abiertos como platos fijos en aquel molesto muchacho. Jamás lo admitiría en voz alta, pero aquella mujer... Aquella mujer había sido la única humana que había conseguido vencerle en combate... Aún sentía el dolor de su colmillo derecho, arrancado por sus propias manos.
¡Oh, pero el Gran Ōshishi no iba a mostrar signos de debilidad ni de flaqueza! ¡Él era el mayor puerco de todos!
Soltó una carcajada ronca que se mezclaba con guarridos, y sus risas reverberaron por doquier.
—Oh, no. La pregunta que deberíais haceros es: ¿Qué vais a hacer vosotros?
—¿Qué...? —comenzó a preguntar su invocador.
—Veamos cómo le explicáis a la temible Amekoro Yui que cuatro de sus mejores shinobi no han sido capaces de detener a tres cerdos. ¡Buena suerte!
¡Puff!
El enorme jabalí se desvaneció en una nube de humo y la calle quedó tan silenciosa como había estado en un principio. Sólo el eco de la lluvia llenó sus oídos. Ayame se sobresaltó en el sitio.
—Los otros dos jabalíes también se han ido. Mi clon había conseguido frenarlos pero...
—¡OH, NO! ¡¿QUÉ VAMOS A HACER?! —aulló el invocador de jabalíes, sollozando de terror—. Arashikage-sama me va a matar por haber vuelto a... a...