17/01/2020, 13:41
Escuchó al hombre mientras comía con ganas. Aunque no lo pareciera, aquel escuálido ninja se alimentaba de vez en cuando, aunque no con demasiada frecuencia, solía hacerlo. No le extrañaba que se riera, para él, seguramente Kisame solo fuera un niñato un poco más listo que el resto, pero un niñato al fin y al cabo... Pero, en medio de su carcajada, le dio una repentina y potente palmada en la espalda que le hizo escupir el nacho que tenía en la boca hacia afuera y toser brevemente. Fue entonces cuando confirmó que era totalmente indiferente si estaba en guardia, las capacidades de aquel señor estaban tan por encima de las suyas, que lo único que podría hacer si este decidiera pegarle es esperar a que le matara pronto. Esto le desanimó un poco, empezaba a estar harto de ser siempre el más débil fuese donde fuese y sus compañeros de academia apenas le hablaban por lo que, la poca gente con la que se relacionaba eran de un nivel bastante superior al suyo...
-Hablas como si quisieras que viniera a por tí, me resulta extraño... Realmente disfrutas de esta vida? -Comentó el genin estirando la espalda un poco, por el dolor y tratando de seguir comiendo para llenar el estómago antes de que aquel hombre se acabara su cena. No le importaba que comiera, él había sido generoso primero.
Le parecía extraño ver como había gente que podía llegar a disfrutar de una vida como proscrito, moviéndose de un lado para otro todo el tiempo y teniendo cuidado con quien hablas, qué dices y todo ese tipo de cosas. Con dos ojos en la cara y otro en la nuca. No estaba seguro de que esa vida fuese para él, aunque también es cierto que estaba mal acostumbrado a vivir en una aldea totalmente protegida en casa de un jonin, lo cual le convertía en alguien ciertamente acomodado si lo comparaba con el tipo de gente con la que había estado tratando en los últimos meses.
-Hablas como si quisieras que viniera a por tí, me resulta extraño... Realmente disfrutas de esta vida? -Comentó el genin estirando la espalda un poco, por el dolor y tratando de seguir comiendo para llenar el estómago antes de que aquel hombre se acabara su cena. No le importaba que comiera, él había sido generoso primero.
Le parecía extraño ver como había gente que podía llegar a disfrutar de una vida como proscrito, moviéndose de un lado para otro todo el tiempo y teniendo cuidado con quien hablas, qué dices y todo ese tipo de cosas. Con dos ojos en la cara y otro en la nuca. No estaba seguro de que esa vida fuese para él, aunque también es cierto que estaba mal acostumbrado a vivir en una aldea totalmente protegida en casa de un jonin, lo cual le convertía en alguien ciertamente acomodado si lo comparaba con el tipo de gente con la que había estado tratando en los últimos meses.