18/01/2020, 00:54
—Ese jabalí me ha dado problemas —dijo Daruu, acariciándose el costado—. Y la última persona que me dio problemas fue una exiliada del Libro Bingo. —Miró al dueño de las invocaciones de reojo con un tinte de desprecio y echó a correr hacia la cafetería.
»¡No puedo dejar la cafetería de mi madre con los cristales rotos! ¡Alguien podría entrar a robar! —Eliminada la amenada más acuciante, Daruu seguía ocupándose de las cosas en estricto orden de prioridad.
—¿¡Un jabalí!?
—¡Uno enorme! ¡Ha roto media avenida un poco más adelante!
—Daruu, sabes que no me gusta que me mientas, ¡y esta trola es...!
—Mamá, ¡escúchame! Te juro que no te miento, era un puto cerdo enorme que sabía hablar y que sabía también pelear. Un gilipollas, y también el Kuchiyose de un capullo. Acabo de venir de hablar con él, voy a escribir un informe a la Arashikage y... ¿mamá?
Mamá no estaba.
—Quién ha sido.
Los tres debieron de dar un respingo, porque hacía un momento Kiroe no estaba allí. Ayame jamás la había visto tan enfadada. Estaba cruzada de brazos e intercambiaba miradas acusadoras de Ren al tipo de los jabalíes, tratando de dilucidar cual de los dos había destrozado su cafetería.
»¡No puedo dejar la cafetería de mi madre con los cristales rotos! ¡Alguien podría entrar a robar! —Eliminada la amenada más acuciante, Daruu seguía ocupándose de las cosas en estricto orden de prioridad.
· · ·
—¿¡Un jabalí!?
—¡Uno enorme! ¡Ha roto media avenida un poco más adelante!
—Daruu, sabes que no me gusta que me mientas, ¡y esta trola es...!
—Mamá, ¡escúchame! Te juro que no te miento, era un puto cerdo enorme que sabía hablar y que sabía también pelear. Un gilipollas, y también el Kuchiyose de un capullo. Acabo de venir de hablar con él, voy a escribir un informe a la Arashikage y... ¿mamá?
Mamá no estaba.
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—Quién ha sido.
Los tres debieron de dar un respingo, porque hacía un momento Kiroe no estaba allí. Ayame jamás la había visto tan enfadada. Estaba cruzada de brazos e intercambiaba miradas acusadoras de Ren al tipo de los jabalíes, tratando de dilucidar cual de los dos había destrozado su cafetería.