18/01/2020, 02:00
Yuuna asintió y cogió su espada con cuidado. Se arrodilló frente al cuenco de agua y moviendo las rodillas se hizo a un lado. Señaló al suelo a su derecha.
—Siéntate conmigo —dijo—. Esta técnica requiere que dos personas mezclen su sangre en el mismo recipiente con agua y luego añadan algo de su chakra, firmando un vínculo. Luego, pueden comunicarse utilizando el reflejo del agua como guía, y su sangre como canalizador —explicó. Yuuna asió su espada y se hizo un fino corte en la mano, derramando unas gotas de sangre sobre la superficie del agua en el cuenco. Luego, con la punta de su espada, transmitió chakra en el centro con un toque rápido—. Hikken: Akai no Hito.
Del cuenco salió un sonido metálico, como cuando un objeto de metal cae sobre un suelo del mismo material en una sala vacía. El agua comenzó a brillar con un tono azul claro, y la sangre de Yuuna desapareció. Cuando el brillo se apagó, el rostro de Yamato les devolvió la mirada. Una mirada desconfiada, en cuanto se cruzó con la de Reiji.
—Yuuna-sama, ¿se encuentra bien? ¿Ha llegado ya a Uzushio? —La voz del guerrero sonó desde el cuenco como si el agua fuese la membrana de un altavoz.
—Aún no. Ninguno de nosotros sabe navegar, pero creo que nos apañamos. Tenemos comida y agua potable de sobra, y de momento no hay rastro de los hombres de Kurama. No creo que nos molesten de nuevo.
—Eso espero —dijo—. Veo que estás más tranquilo, shinobi.
—Siéntate conmigo —dijo—. Esta técnica requiere que dos personas mezclen su sangre en el mismo recipiente con agua y luego añadan algo de su chakra, firmando un vínculo. Luego, pueden comunicarse utilizando el reflejo del agua como guía, y su sangre como canalizador —explicó. Yuuna asió su espada y se hizo un fino corte en la mano, derramando unas gotas de sangre sobre la superficie del agua en el cuenco. Luego, con la punta de su espada, transmitió chakra en el centro con un toque rápido—. Hikken: Akai no Hito.
Del cuenco salió un sonido metálico, como cuando un objeto de metal cae sobre un suelo del mismo material en una sala vacía. El agua comenzó a brillar con un tono azul claro, y la sangre de Yuuna desapareció. Cuando el brillo se apagó, el rostro de Yamato les devolvió la mirada. Una mirada desconfiada, en cuanto se cruzó con la de Reiji.
—Yuuna-sama, ¿se encuentra bien? ¿Ha llegado ya a Uzushio? —La voz del guerrero sonó desde el cuenco como si el agua fuese la membrana de un altavoz.
—Aún no. Ninguno de nosotros sabe navegar, pero creo que nos apañamos. Tenemos comida y agua potable de sobra, y de momento no hay rastro de los hombres de Kurama. No creo que nos molesten de nuevo.
—Eso espero —dijo—. Veo que estás más tranquilo, shinobi.
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