18/01/2020, 02:45
Aunque pareciese increíble, después del espectáculo que habían montado en el País del Hierro, ahora Yamato y Reiji se llevaban, más o menos, bien. El hombre rio con el comentario del muchacho, e hizo un ademán con la mano.
—Bien, entonces. Me alegro de que todo vaya bien. No deberíamos entretenernos mucho hablando, temo que esté siendo vigilado.
—Lo entiendo, no te preocupes, Yamato. Mañana volvemos a hablar. —Yuuna hizo una pequeña reverencia con la mano, que fue correspondida por él, y sacudió el agua del cuenco con la mano, que se agitó y rompió el rostro del samurái con un pequeño oleaje. Cuando las aguas volvieron a estar tranquilas, sólo sus reflejos les devolvieron la mirada. Yuuna miró a Reiji a los ojos, se sonrojó, y apartó la mirada—. Reiji-kun... Debo confesarte algo. Estoy hecha un lío aún, pero creo que estoy empezando a... Lo que quiero decir, Reiji-kun, es que yo... me preguntaba si...
¡Bam! ¡Badum!
El barco dio una sacudida, y ambos cayeron hacia un lado. El camarote comenzó a inclinarse cada vez más a la derecha. Estaban girando.
—¡Katsudon! ¡Se quedó a los mandos del timón! —exclamó Yuuna—. ¡No me mires así, él dijo que estaba perfectamente, y de verdad que lo parecía!
La muchacha se levantó y salió corriendo por la puerta.
»¡Vamos, ayudémosle!
—Bien, entonces. Me alegro de que todo vaya bien. No deberíamos entretenernos mucho hablando, temo que esté siendo vigilado.
—Lo entiendo, no te preocupes, Yamato. Mañana volvemos a hablar. —Yuuna hizo una pequeña reverencia con la mano, que fue correspondida por él, y sacudió el agua del cuenco con la mano, que se agitó y rompió el rostro del samurái con un pequeño oleaje. Cuando las aguas volvieron a estar tranquilas, sólo sus reflejos les devolvieron la mirada. Yuuna miró a Reiji a los ojos, se sonrojó, y apartó la mirada—. Reiji-kun... Debo confesarte algo. Estoy hecha un lío aún, pero creo que estoy empezando a... Lo que quiero decir, Reiji-kun, es que yo... me preguntaba si...
¡Bam! ¡Badum!
El barco dio una sacudida, y ambos cayeron hacia un lado. El camarote comenzó a inclinarse cada vez más a la derecha. Estaban girando.
—¡Katsudon! ¡Se quedó a los mandos del timón! —exclamó Yuuna—. ¡No me mires así, él dijo que estaba perfectamente, y de verdad que lo parecía!
La muchacha se levantó y salió corriendo por la puerta.
»¡Vamos, ayudémosle!
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
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