18/01/2020, 20:52
—¡Ahh...! Eh... bueno, v-vale.
Que no se escuchara el llanto no significaba. Todos sabíamos llorar en silencio. Pero eso no significaba que fuera menos doloroso. La pregunta era ¿Por que? ¿Acaso era tan malo sentirse así?
Y allí la tenía, frente a mi. Pero aquello era tan difícil como hacer una técnica con sellos. O como el fuuinjutsu, esa cosa si que era difícil.
»Y-yo... lo siento por lo de antes, no sé qué me ha pasado, yo...
—Yo... Cuando Katsudon me ha dicho que te ha visto llorar... Ha sido como si alguien me agarrara el corazón y me lo apretara con fuerza...
¿Y que mas? La verdad es que estaba mas perdido que un kusajin mirando un cartel de "Prohibido combatir".
—Estas cosas no se me dan nada bien, la verdad, pero quiero que sepas que yo... Yo estoy tan confuso cómo tú.
Y por otras cosas, la verdad. Pero ese tema quería abordarlo... Mas tarde. Primero había que acalarar los sentimientos del ahora.
—No era el Sol... Esta mañana, digo. Inconscientemente hablaba de tí. Cuando, estamos cerca me pongo tenso y nervioso, y cuanto mas cerca estas de mi, mas rapido me late el corazón. Tanto que... Siento que se me va a salir en cualquier momento.
¿Como habíamos llegado a esa situación? Ni idea. No tenia la cabeza para darle vueltas a otra cosa. En realidad, el camino recorrido me daba igual en ese momento. Yo quería... Quería aclarar el ahora.
—Yo... Yo no se por que lloras o por que te disculpas después de tener el valor de confesar tus sentimientos. No lo entiendo.
Para mi era un tanto confuso que, después de confesarse, se fuera a llorar. No entendía él por que. Sin embargo.
—Lo que si sé, es que...yo siento lo mismo por tí.
¿Y era malo? Quizás. Pero igual que me había jugado el cuello insultando a aquellos samuráis, e igual que me estaba jugando la vida con aquel viajecito en barco, podía saltar a esta piscina.
Si no tenía agua en el fondo, pues bueno... Me daría un buen golpe. Por suerte aquí no me estaba jugando la vida.
O quizás si, por que con lo rápido que me latía el corazón, en cualquier momento me hacía un boquete en el pecho. Si mi corazón fuera el motor del barco, ya le habríamos dado diez vueltas a Oonido. Aunque tenia muchos mares.
Que no se escuchara el llanto no significaba. Todos sabíamos llorar en silencio. Pero eso no significaba que fuera menos doloroso. La pregunta era ¿Por que? ¿Acaso era tan malo sentirse así?
Y allí la tenía, frente a mi. Pero aquello era tan difícil como hacer una técnica con sellos. O como el fuuinjutsu, esa cosa si que era difícil.
»Y-yo... lo siento por lo de antes, no sé qué me ha pasado, yo...
—Yo... Cuando Katsudon me ha dicho que te ha visto llorar... Ha sido como si alguien me agarrara el corazón y me lo apretara con fuerza...
¿Y que mas? La verdad es que estaba mas perdido que un kusajin mirando un cartel de "Prohibido combatir".
—Estas cosas no se me dan nada bien, la verdad, pero quiero que sepas que yo... Yo estoy tan confuso cómo tú.
Y por otras cosas, la verdad. Pero ese tema quería abordarlo... Mas tarde. Primero había que acalarar los sentimientos del ahora.
—No era el Sol... Esta mañana, digo. Inconscientemente hablaba de tí. Cuando, estamos cerca me pongo tenso y nervioso, y cuanto mas cerca estas de mi, mas rapido me late el corazón. Tanto que... Siento que se me va a salir en cualquier momento.
¿Como habíamos llegado a esa situación? Ni idea. No tenia la cabeza para darle vueltas a otra cosa. En realidad, el camino recorrido me daba igual en ese momento. Yo quería... Quería aclarar el ahora.
—Yo... Yo no se por que lloras o por que te disculpas después de tener el valor de confesar tus sentimientos. No lo entiendo.
Para mi era un tanto confuso que, después de confesarse, se fuera a llorar. No entendía él por que. Sin embargo.
—Lo que si sé, es que...yo siento lo mismo por tí.
¿Y era malo? Quizás. Pero igual que me había jugado el cuello insultando a aquellos samuráis, e igual que me estaba jugando la vida con aquel viajecito en barco, podía saltar a esta piscina.
Si no tenía agua en el fondo, pues bueno... Me daría un buen golpe. Por suerte aquí no me estaba jugando la vida.
O quizás si, por que con lo rápido que me latía el corazón, en cualquier momento me hacía un boquete en el pecho. Si mi corazón fuera el motor del barco, ya le habríamos dado diez vueltas a Oonido. Aunque tenia muchos mares.