19/01/2020, 11:08
—Oye, ya sé que este no es el mejor momento para ponernos a hablar de esto, pero... ¿y si intentas concentrar el chakra en la espada como los samurái y ya está? No luchaban tan mal... para ser un shinobi
Era un poco torpe, pero hasta ahí si llegaba. Ya tenía varias técnicas que hacían eso. Ademas, que no molesta admitir abiertamente lo mal que se me daba el ninjutsu. Era solo... Que ella estaba delante.
—Y de todas formas, podrías intentar centrarte en técnicas con pocos sellos, ¿no? Seguro que no eres tan inútil como te cr... ¡Aaah!
El barco se sacudió cuando las manazas de Katsudon lo agarraron a ambos lados.
—Mejor si no tiene ningunt sello, pero si, no es el mejor momento y no estoy desanimado
¿Como podía estarlo? Con esa entrada tan épica que habían hecho no podía mas que estar orgulloso de mi ingenio. Cuando Datsue se enterase... Si es que no se había dado cuenta cuándo el solo había desaparecido para dejar toda la aldea cubierta por la sombra de Katsudon.
Volviendo al tema del barco... No se paraba. En el hierro la mezcla de arena y nieve de ka playa habían frenado el barco. Pero allí en el muelle no había arena ni nieve. Solo Katsudon. Y su fuerza no parecía suficiente.
Había 2 opciones. O encontraba el botón que paraba ese barco, o Katsudon tenia que destruir el barco para que el puerto no sufriese daños.
—Oye, a lo mejor esta palanca sirve para frenar.
BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
—¡Mierda, esa era la bocina!
— jajajajaja eso parece.
Aún en ma situación en la que estábamos, eso me hizo muchísima gracia, por algún motivo.
La risa estaba bien, pero había que frenar ese barco de algún modo. El panel que tenia enfrente estaba lleno de cosas que... Ni idea. Solo había experimentado con los botones que encendían y apagaban las luces. Pero eso no frenaba el barco.
Lo único que no había probado eran dos palancas que había también allí. La tercera era la bocina que había tocado Yuuna antes. ¿Pero cual de las dos restantes frenaba el barco? Y ¿Para que servía la otra?
Ni puta idea, pero tenía que hacer algo.
—Coge nuestras cosas y preparate para abandonar el barco si sucede lo peor.
Le dije a Yuuna antes de tomar una decisión. Aunque en realidad, en mi cabeza, ya la había tomado.
—No pasa al fin y al cabo yo... Yo ya... —aún me costaba decir estas cosas. —Yo encontré mi tesoro.
Y había estado mas cerca de lo que me había imaginado nunca. Lo bueno es que mi olfato no se equivocaba, siempre había tenido un tesoro cerca.
Y volviéndo otra vez al barco... Dos palancas... Dos opciones y... Dos manos.
—Lo siento compañero, no tengo ni idea de manejarte, pero no puedo destrozar el puerto de Uzushio, me cortarían la cabeza y ahora la necesito sobré los hombros.
Así pues... Subi la palanca que estaba bajada con una mano. Y bajé le palanca que estaba subida con la otra.
Que fuese lo que el dios del mar quisiese.
Era un poco torpe, pero hasta ahí si llegaba. Ya tenía varias técnicas que hacían eso. Ademas, que no molesta admitir abiertamente lo mal que se me daba el ninjutsu. Era solo... Que ella estaba delante.
—Y de todas formas, podrías intentar centrarte en técnicas con pocos sellos, ¿no? Seguro que no eres tan inútil como te cr... ¡Aaah!
El barco se sacudió cuando las manazas de Katsudon lo agarraron a ambos lados.
—Mejor si no tiene ningunt sello, pero si, no es el mejor momento y no estoy desanimado
¿Como podía estarlo? Con esa entrada tan épica que habían hecho no podía mas que estar orgulloso de mi ingenio. Cuando Datsue se enterase... Si es que no se había dado cuenta cuándo el solo había desaparecido para dejar toda la aldea cubierta por la sombra de Katsudon.
Volviendo al tema del barco... No se paraba. En el hierro la mezcla de arena y nieve de ka playa habían frenado el barco. Pero allí en el muelle no había arena ni nieve. Solo Katsudon. Y su fuerza no parecía suficiente.
Había 2 opciones. O encontraba el botón que paraba ese barco, o Katsudon tenia que destruir el barco para que el puerto no sufriese daños.
—Oye, a lo mejor esta palanca sirve para frenar.
BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
—¡Mierda, esa era la bocina!
— jajajajaja eso parece.
Aún en ma situación en la que estábamos, eso me hizo muchísima gracia, por algún motivo.
La risa estaba bien, pero había que frenar ese barco de algún modo. El panel que tenia enfrente estaba lleno de cosas que... Ni idea. Solo había experimentado con los botones que encendían y apagaban las luces. Pero eso no frenaba el barco.
Lo único que no había probado eran dos palancas que había también allí. La tercera era la bocina que había tocado Yuuna antes. ¿Pero cual de las dos restantes frenaba el barco? Y ¿Para que servía la otra?
Ni puta idea, pero tenía que hacer algo.
—Coge nuestras cosas y preparate para abandonar el barco si sucede lo peor.
Le dije a Yuuna antes de tomar una decisión. Aunque en realidad, en mi cabeza, ya la había tomado.
—No pasa al fin y al cabo yo... Yo ya... —aún me costaba decir estas cosas. —Yo encontré mi tesoro.
Y había estado mas cerca de lo que me había imaginado nunca. Lo bueno es que mi olfato no se equivocaba, siempre había tenido un tesoro cerca.
Y volviéndo otra vez al barco... Dos palancas... Dos opciones y... Dos manos.
—Lo siento compañero, no tengo ni idea de manejarte, pero no puedo destrozar el puerto de Uzushio, me cortarían la cabeza y ahora la necesito sobré los hombros.
Así pues... Subi la palanca que estaba bajada con una mano. Y bajé le palanca que estaba subida con la otra.
Que fuese lo que el dios del mar quisiese.