20/01/2020, 13:32
(Última modificación: 20/01/2020, 13:32 por Sasaki Reiji.)
Aunque a veces se me olvidaba. Muchas. En mi casa había un estricto código de formalidad. Excesivo, a mi parecer. Quizás por eso lo olvidaba a propósito.
Pero Yuuna y Katsudon no conocían al Reiji formal. Y Hanabi... Bueno, solo a medias. Por que yo perdía la formalidad rápidamente.
Yo hice una reverencia al entrar. Pero Katsudon... Katsudon se lanzó a los brazos de Hanabi. Bueno, así sonaba muy a peli romántica, y solo fue a darle un gran abrazo de los suyos. Con cero formalidades.
—¡Hanabi-kun! —Pero todos sabíamos que Katsudon estaba caso con una señora a la que había conquistado con su exquisita cocina. —. Ya era hora de que nos viéramos, hombre. —solo eran dos muy buenos amigos dándose un abrazo.
Todos tomamos asiento. A mi me tocó entre Yuuna y Katsudon. En todo el centro.
—Estaba preguntándome por qué tardabais tanto —problemas de aparcamiento—. Pero se fueron dos personas y vienen tres. Así que supongo que tendréis muchas cosas que contarme. ¿Bueno, Reiji-kun, qué tal...?
—Pue..
—Por las tetas de Amaterasu, Hanabi-kun. ¿Qué te ha pasado?
La verdad es que el uzukage estaba un poco... Como si le hubiera pasado el barco a él por encima. Y resta decir que, con lo poderoso que era, eso se lo tenia que haber hecho algún tipo muy duro.
—Te lo contaré más tarde, no te preocupes —a mi también me interesaba, la verdad. Quería saber quién era tan fuerte para dejarle en ese estado.—. Me da a mi que vas a tener que escucharlo sentado.
Si Hanabi supiera... Es mas... No iba a tardar en descubrirlo.
—Es curioso que digas eso. Menos mal que tú ya estás sentado, así te podemos contar tranquilamente.
Si. Por que venían olas. Y de las grandes.
—En fin, antes de que empieces. Reiji-kun. ¿Qué tal el viaje? ¿Cómo estás?
—Pues la verdad es que...ha tenido momentos muy malos, y también momentos muy buenos. Me ha cambiado en muchos aspectos, y aunque tengo algunas dudas, creo que ya tengo mas claro quién soy y que soy.
Quizás seguía siendo un poco inútil. Quizás aún era el peor ninja de todo el pais. Pero ahora tenia un objetivo. Y una misión bastante gorda.
—Y también... He encontrado otras cosas durante mi viaje. En definitiva, me ha venido bien. Pero lo importante, agarrarse fuerte a la silla, por que uff, si usted supiera lo que hemos vivido ahí a fuera...
Si el supiera que ahora podía usar el chakra de un jodido bijuu. Que yo tampoco sabia que podía usarlo ni como hasta que había tenido que rescatar a Yuuna. Pensaba que solo saldría a la luz frente a sus hermanos para que me hiciesen caso.
—Aunque me gustaría saltarme muchas partes... Creo que es mejor que empiece Katsudon desde el principio del todo, cuando nos encontramos con Yuuna, la hija del líder de los samuráis.
Dije mirando a la susodicha, a la que nadie había presentado y estaría alucinando.
Pero Yuuna y Katsudon no conocían al Reiji formal. Y Hanabi... Bueno, solo a medias. Por que yo perdía la formalidad rápidamente.
Yo hice una reverencia al entrar. Pero Katsudon... Katsudon se lanzó a los brazos de Hanabi. Bueno, así sonaba muy a peli romántica, y solo fue a darle un gran abrazo de los suyos. Con cero formalidades.
—¡Hanabi-kun! —Pero todos sabíamos que Katsudon estaba caso con una señora a la que había conquistado con su exquisita cocina. —. Ya era hora de que nos viéramos, hombre. —solo eran dos muy buenos amigos dándose un abrazo.
Todos tomamos asiento. A mi me tocó entre Yuuna y Katsudon. En todo el centro.
—Estaba preguntándome por qué tardabais tanto —problemas de aparcamiento—. Pero se fueron dos personas y vienen tres. Así que supongo que tendréis muchas cosas que contarme. ¿Bueno, Reiji-kun, qué tal...?
—Pue..
—Por las tetas de Amaterasu, Hanabi-kun. ¿Qué te ha pasado?
La verdad es que el uzukage estaba un poco... Como si le hubiera pasado el barco a él por encima. Y resta decir que, con lo poderoso que era, eso se lo tenia que haber hecho algún tipo muy duro.
—Te lo contaré más tarde, no te preocupes —a mi también me interesaba, la verdad. Quería saber quién era tan fuerte para dejarle en ese estado.—. Me da a mi que vas a tener que escucharlo sentado.
Si Hanabi supiera... Es mas... No iba a tardar en descubrirlo.
—Es curioso que digas eso. Menos mal que tú ya estás sentado, así te podemos contar tranquilamente.
Si. Por que venían olas. Y de las grandes.
—En fin, antes de que empieces. Reiji-kun. ¿Qué tal el viaje? ¿Cómo estás?
—Pues la verdad es que...ha tenido momentos muy malos, y también momentos muy buenos. Me ha cambiado en muchos aspectos, y aunque tengo algunas dudas, creo que ya tengo mas claro quién soy y que soy.
Quizás seguía siendo un poco inútil. Quizás aún era el peor ninja de todo el pais. Pero ahora tenia un objetivo. Y una misión bastante gorda.
—Y también... He encontrado otras cosas durante mi viaje. En definitiva, me ha venido bien. Pero lo importante, agarrarse fuerte a la silla, por que uff, si usted supiera lo que hemos vivido ahí a fuera...
Si el supiera que ahora podía usar el chakra de un jodido bijuu. Que yo tampoco sabia que podía usarlo ni como hasta que había tenido que rescatar a Yuuna. Pensaba que solo saldría a la luz frente a sus hermanos para que me hiciesen caso.
—Aunque me gustaría saltarme muchas partes... Creo que es mejor que empiece Katsudon desde el principio del todo, cuando nos encontramos con Yuuna, la hija del líder de los samuráis.
Dije mirando a la susodicha, a la que nadie había presentado y estaría alucinando.