22/01/2020, 16:26
(Última modificación: 22/01/2020, 20:18 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Y así, el invocador de los jabalíes perdió total control sobre las bestias, que arrasaron con al menos tres manzanas rompiendo los vidrios de múltiples establecimientos. Hubo heridos. Personalmente tuve que vendar las heridas de tres de ellos. Eran por lo menos diez jabalíes de dos metros de tamaño. Costó media mañana detenerlos, y además de los daños a establecimientos que ya he mencionado, provocaron fisuras en alguna que otra gran avenida, rompiendo las tuberías e inundando las calles. Los niños corrían y gritaban, estremecidos por el horror...
—¿No crees que te has pasado un poco? —rio Kiroe.
—Estoy a punto de destruir la carrera ninja de ese tipo —espetó Daruu, visiblemente afectado—. ¡Ha destrozado la Pastelería!
—Tranquilo, Daruu. Lo he arreglado todo. Va a pagar con creces lo que ha hecho. ¡Trabajará gratis para nosotros!
—¿¡QUÉ!?
—Hay que darle uso a esos disfraces...
Daruu sintió un escalofrío. Arrugó la carta que estaba escribiendo y la lanzó a la papelera. Tampoco había que pasarse: aquél hombre iba a tener suficiente castigo.