—Pues si quieres ser el mejor herrero del mundo —primero tenia que superar a mi padre, eso seguro.—, no puedes perder el tiempo haciendo de ninja. Aunque... no puedo decir que no comparta un sueño parecido. Más humilde.
Recuperar mi banda fue, quizás, lo mejor que había hecho en mucho tiempo. ¿Volver a soltarla? De momento no.
Oh. Pero aquel shinobi de Amegakure era una sorpresa andante. ¿Hacer flotar una espada en el aire? ¿Eso era legal? En el mundo shinobi, si.
—Padre contra hijo.
No sabía muy bien que pretendía. Pero me lo imaginaba viendo flotar la espada. La espada salió volando en mi dirección.
Mi padre era un hombre perfeccionista hasta el limite. Estaba obsesionado. Por eso sus espadas eran muy superiores a las de cualquier otro. Pero el me había obligado a heredar su perfección. Había golpeado el acero con el martillo incontables veces. Y el cuerpo... El cuerpo era capaz de memorizar los movimientos.
Por eso, con mi brazo izquiero, alcé a Ichiko en aire con la parte roma apuntando hacia Daruu. Dejando que el chakra fluyera por el filo de la espada. Nunca había usado esa técnica en presencia de nadie. Pero mi brazo conocía el movimiento a la perfección.
Y por eso, cuando Tsubame estuvo al alcancé, mi brazo no dudo. Un golpe firme. Un golpe seco. Como el de un martillo que golpea el acero.
Un golpe no lo suficientemente fuerte para partirla, por que eso no es lo que quería, pero si un golpe lo suficientemente fuerte para desviar su trayectoria y dejarla clavada frente a mi.
¿Funcionaria? Tenia que tener fe. Por que...
—¿Quien dice que forjar espadas y usarlas tiene que estar reñido?
Recuperar mi banda fue, quizás, lo mejor que había hecho en mucho tiempo. ¿Volver a soltarla? De momento no.
Oh. Pero aquel shinobi de Amegakure era una sorpresa andante. ¿Hacer flotar una espada en el aire? ¿Eso era legal? En el mundo shinobi, si.
—Padre contra hijo.
No sabía muy bien que pretendía. Pero me lo imaginaba viendo flotar la espada. La espada salió volando en mi dirección.
Mi padre era un hombre perfeccionista hasta el limite. Estaba obsesionado. Por eso sus espadas eran muy superiores a las de cualquier otro. Pero el me había obligado a heredar su perfección. Había golpeado el acero con el martillo incontables veces. Y el cuerpo... El cuerpo era capaz de memorizar los movimientos.
Por eso, con mi brazo izquiero, alcé a Ichiko en aire con la parte roma apuntando hacia Daruu. Dejando que el chakra fluyera por el filo de la espada. Nunca había usado esa técnica en presencia de nadie. Pero mi brazo conocía el movimiento a la perfección.
Y por eso, cuando Tsubame estuvo al alcancé, mi brazo no dudo. Un golpe firme. Un golpe seco. Como el de un martillo que golpea el acero.
Un golpe no lo suficientemente fuerte para partirla, por que eso no es lo que quería, pero si un golpe lo suficientemente fuerte para desviar su trayectoria y dejarla clavada frente a mi.
¿Funcionaria? Tenia que tener fe. Por que...
—¿Quien dice que forjar espadas y usarlas tiene que estar reñido?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)