28/01/2020, 16:53
Akame le dio un par de caladas al tabaco mientras escuchaba la insólita historia de Kaido. Aquel relato le hacía pensar en numerosos problemas; ¿cómo se había enterado Ayame de dónde hacían sus negocios? ¿Lo sabrían también otros shinobi en Amegakure? ¿Les habían seguido hasta el almacén o es que había un sapo entre los marineros? ¿O serían los de la fábrica? «Demasiados problemas», concluyó.
Sin embargo, lo peor estaba por llegar. El Uchiha abrió los ojos de pura sorpresa cuando Kaido le contó que Ayame también era capaz de usar aquella técnica de teletransportación, y que le había metido de lleno en la Aldea Oculta entre la Lluvia.
—¿Cómo demonios conseguiste escapar? —disparó Akame, a quemarropa—. Esa Ayame se está convirtiendo en una metomentodo. Lástima que por ahora no podamos tocarla.
Fumó otra calada y dejó ir el humo.
Sin embargo, lo peor estaba por llegar. El Uchiha abrió los ojos de pura sorpresa cuando Kaido le contó que Ayame también era capaz de usar aquella técnica de teletransportación, y que le había metido de lleno en la Aldea Oculta entre la Lluvia.
—¿Cómo demonios conseguiste escapar? —disparó Akame, a quemarropa—. Esa Ayame se está convirtiendo en una metomentodo. Lástima que por ahora no podamos tocarla.
Fumó otra calada y dejó ir el humo.