31/01/2020, 16:59
Al parecer, solo había sido una ilusión, porque ambos muchachos, el de verdad y el perruno, se quedaron sentados viendo a las mujeres actuar. Hana no podía creerlo. Tenía sentido que tu civil aleatorio de cada día se quedase impresionado a ver el espectaculo, pero, ¿un shinobi? ¿Cómo?
Pasó el peso de una pierna a otra, indecisa. Le apetecía entre cero y nada quedarse a ver eso. Su otra opción, sin embargo, era adentrarse ella sola en territorio desconocido, justo de donde acababa de salir más perdida que un amenio en el desierto.
Suspiró, acercándose a la terraza de nuevo y sentándose en la silla más alejada de las tres mujeres. Tampoco era como si pudiese plantarse ante el shinobi de Kusagakure y pedirle que se marchase de ahí.
La "maga" o como se hiciese llamar, cogió un plato lleno de sobras y se lo echó en el sombrero que llevaba con total confianza y unas cuantas palabras mágicas. Después, ya no había nada, las sobras habían desaparecido.
El perro, que volvía a ser un perro, parecía totalmente absorbido por el show. Mientras, el humano, como Hana, se planteaba qué demonios hacía allí. La rubia se cruzó de brazos y piernas y bostezó, esperando ver el próximo truco.
Pasó el peso de una pierna a otra, indecisa. Le apetecía entre cero y nada quedarse a ver eso. Su otra opción, sin embargo, era adentrarse ella sola en territorio desconocido, justo de donde acababa de salir más perdida que un amenio en el desierto.
Suspiró, acercándose a la terraza de nuevo y sentándose en la silla más alejada de las tres mujeres. Tampoco era como si pudiese plantarse ante el shinobi de Kusagakure y pedirle que se marchase de ahí.
La "maga" o como se hiciese llamar, cogió un plato lleno de sobras y se lo echó en el sombrero que llevaba con total confianza y unas cuantas palabras mágicas. Después, ya no había nada, las sobras habían desaparecido.
El perro, que volvía a ser un perro, parecía totalmente absorbido por el show. Mientras, el humano, como Hana, se planteaba qué demonios hacía allí. La rubia se cruzó de brazos y piernas y bostezó, esperando ver el próximo truco.