1/02/2020, 18:10
La delegación de Amegakure asistió con incredulidad compartida a lo que sería recordado como el mayor error de la Villa Oculta de la Hierba en toda su historia. Kintsugi declaró disuelta la Alianza de las Tres Grandes y simplemente se levantó y se dispuso a marcharse, no sin antes lanzarles una advertencia que a todas luces, y sobretodo a la luz que le reflejaba a Amekoro Yui en la mesa, era una amenaza.
Si Hanabi pensaba interrumpirla antes de que estallase en cólera no conocía a su homónima del País de la Tormenta.
—Cuidado, hija de puta. Yo no hablo a medias tintas como tú: si tú o uno solo de tus ninjas comete el error de tocarle ni aunque sea un pelo a Aotsuki Ayame o a cualquiera de mis shinobi, llevaré a todo mi ejército a tu puta aldea subdesarrollada y la arrasaré hasta que sólo queden cenizas.
Y si alguno de los presentes conocía a Yui, sabía que no lanzaba ese tipo de amenazas en vano.
No cuando no sonreía.
No cuando sus ojos azules brillaban con la furia de la madre de todas las Tormentas.
Si Hanabi pensaba interrumpirla antes de que estallase en cólera no conocía a su homónima del País de la Tormenta.
¡BAM!
—Cuidado, hija de puta. Yo no hablo a medias tintas como tú: si tú o uno solo de tus ninjas comete el error de tocarle ni aunque sea un pelo a Aotsuki Ayame o a cualquiera de mis shinobi, llevaré a todo mi ejército a tu puta aldea subdesarrollada y la arrasaré hasta que sólo queden cenizas.
Y si alguno de los presentes conocía a Yui, sabía que no lanzaba ese tipo de amenazas en vano.
No cuando no sonreía.
No cuando sus ojos azules brillaban con la furia de la madre de todas las Tormentas.