2/02/2020, 21:13
¡Plok! Un corcho al salir disparado, seguido del sonido del líquido al caer sobre una copa. Datsue tomó un pequeño trago y emitió un suspiro de puro gozo.
—Ah, qué bueno, joder. Y sí, Daruu, ¡es un jacuzzi! —¡De tanto en tanto una copita sentaba bien! Además, la ocasión lo merecía—. Hola a ti también, Kokuō. Oye, puedes llamarme Datsue, ¿sabes? No hay porque ir con tantos formalismos. Ya sé que tú y yo no nos caemos demasiado bien, pero ya hay algo de confianza, ¿no? ¡Tutéame al menos!
Completamente desnudo como un amejin bajo la lluvia, el Uchiha regresó escaleras arriba con su botella y su copa y se sumergió de nuevo en el jacuzzi.
—A ver, sí. El tema Kurama. —¿Por dónde empezar? Hacía tantos meses ya que Reiji se lo había contado que no tenía los recuerdos frescos—. Efectivamente, Daruu, Shukaku comentó dónde estábamos la noche anterior a mi combate contra Hanabi. Y es que, veréis, resulta que hace poco —La palabra poco siempre era muy relativa. ¿Seis meses eran poco para un bijū? Desde luego que sí—, un compañero mío, llamado Sasaki Reiji, se cruzó con Gyūki en plena mar. El amigo que te comentaba, Ayame. El que se ganó un barco.
»Total, que el Gyūki quiso avisar a sus Hermanos a través de Reiji. Quería que supiesen que había estado en el interior de Hagane, el antiguo líder de los samuráis en el Hierro. Antiguo, porque Kurama lo mató. Pero Gyūki revivió muy poco después, con la certeza de que Kurama era capaz de escuchar las reuniones a escondidas por algo que le comentó cuando se enfrentaron. Un pequeño desliz que solo podría saber si atendía a las reuniones, supongo.
Era increíble lo mucho que había condensado la pedazo historia de Reiji. ¿Se le estaría pegando la manía de Uchiha Raito? Siempre recibía sus broncas cuando era pillado escribiendo un testamento hasta para los reportes más mundanos. «Si viste un criminal del Libro Bingo en el Puente Tenchi, no hace falta que pongas que antes de eso estabas entrenando ninjutsu, que habías hecho no sé cuántos Sunshins seguidos y que no te quedaba chakra ni para un Bunshin. Ni tampoco que intentaste seguirle el rastro por horas contando cada puto paso sin éxito. Pon que te cruzaste a un jodido criminal, que no pudiste seguirlo, y punto». Eso solía decirle. Y claro, Datsue entendía su punto de vista, pero, ¿dónde estaba la gracia en aquello?
La última vez, Raito, cabreado, había asegurado a Datsue que este tenía suerte de que él no fuese un encargado de leer dichos reportes. Porque, de serlo, hacía tiempo que le hubiese partido los dedos de una mano y obligado a escribir de nuevo los reportes solo para que entendiese lo que era ser conciso. «Si evitas escribir una frase por culpa del dolor, es que definitivamente no era tan importante», le había dicho.
Sí, Uchiha Raito era un poco drástico a veces. Pero Datsue tenía que admitir que sus métodos del pleistoceno llegaban al alma.
—Ah, qué bueno, joder. Y sí, Daruu, ¡es un jacuzzi! —¡De tanto en tanto una copita sentaba bien! Además, la ocasión lo merecía—. Hola a ti también, Kokuō. Oye, puedes llamarme Datsue, ¿sabes? No hay porque ir con tantos formalismos. Ya sé que tú y yo no nos caemos demasiado bien, pero ya hay algo de confianza, ¿no? ¡Tutéame al menos!
Completamente desnudo como un amejin bajo la lluvia, el Uchiha regresó escaleras arriba con su botella y su copa y se sumergió de nuevo en el jacuzzi.
—A ver, sí. El tema Kurama. —¿Por dónde empezar? Hacía tantos meses ya que Reiji se lo había contado que no tenía los recuerdos frescos—. Efectivamente, Daruu, Shukaku comentó dónde estábamos la noche anterior a mi combate contra Hanabi. Y es que, veréis, resulta que hace poco —La palabra poco siempre era muy relativa. ¿Seis meses eran poco para un bijū? Desde luego que sí—, un compañero mío, llamado Sasaki Reiji, se cruzó con Gyūki en plena mar. El amigo que te comentaba, Ayame. El que se ganó un barco.
»Total, que el Gyūki quiso avisar a sus Hermanos a través de Reiji. Quería que supiesen que había estado en el interior de Hagane, el antiguo líder de los samuráis en el Hierro. Antiguo, porque Kurama lo mató. Pero Gyūki revivió muy poco después, con la certeza de que Kurama era capaz de escuchar las reuniones a escondidas por algo que le comentó cuando se enfrentaron. Un pequeño desliz que solo podría saber si atendía a las reuniones, supongo.
Era increíble lo mucho que había condensado la pedazo historia de Reiji. ¿Se le estaría pegando la manía de Uchiha Raito? Siempre recibía sus broncas cuando era pillado escribiendo un testamento hasta para los reportes más mundanos. «Si viste un criminal del Libro Bingo en el Puente Tenchi, no hace falta que pongas que antes de eso estabas entrenando ninjutsu, que habías hecho no sé cuántos Sunshins seguidos y que no te quedaba chakra ni para un Bunshin. Ni tampoco que intentaste seguirle el rastro por horas contando cada puto paso sin éxito. Pon que te cruzaste a un jodido criminal, que no pudiste seguirlo, y punto». Eso solía decirle. Y claro, Datsue entendía su punto de vista, pero, ¿dónde estaba la gracia en aquello?
La última vez, Raito, cabreado, había asegurado a Datsue que este tenía suerte de que él no fuese un encargado de leer dichos reportes. Porque, de serlo, hacía tiempo que le hubiese partido los dedos de una mano y obligado a escribir de nuevo los reportes solo para que entendiese lo que era ser conciso. «Si evitas escribir una frase por culpa del dolor, es que definitivamente no era tan importante», le había dicho.
Sí, Uchiha Raito era un poco drástico a veces. Pero Datsue tenía que admitir que sus métodos del pleistoceno llegaban al alma.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado