4/02/2020, 20:11
El espectáculo no tenía mucho de espectacular. Se resumía en hacer desaparecer cosas, primero unas sobras y ahora querían a una persona. Hana se cruzó de piernas y apoyó el codo en la mesa, apoyando la mejilla sobre su mano y bostezando. La opción de perderse entre campos de arroz le empezaba a resultar hasta halagüeña. Si no fuese porque tenía miedo de liarla y estropearle los cultivos a algún pobre campesino, lo haría sin pensarselo.
No le gustaba la magia, sobre todo cuando era poco más que un mendigueo de dinero con engaños entre medias. El Ninjutsu era la verdadera magia, y el Ninjutsu no debe usarse a la ligera, así que esas señoras o bien eran trileras en busca de dinero o bien eran ninjutseras sin honor. Lo segundo era improbable y lo primero completamente legal. Así que solo le quedaba mirar y esperar que fuesen honorables y no presionasen a la gente para que les suelte dinero.
Hasta que el can se dispuso a prestarse voluntario para desaparecer. La mujer, demostrando un especismo inexistente del todo, aceptó al perro como candidato apropiado para el truco, ante la incredulidad de su amo. Y la de la misma Hana, de que su dueño, un shinobi, permitiese al can meterse en esos fregados.
Primero lo taparon, para que no pudiésemos verlo y entonces hacerlo "desaparecer" y tras un poco de paripé, dejaron caer la tela que lo ocultaba. Y ahí no había ningún perro. Al silencio inicial lo procedió un aplauso animado y entusiasmado, por todos excepto por la kunoichi y el shinobi. Él supuso que estaba preocupado y ella sencillamente esperaba la reacción del chico, igual al final hasta tendría que intervenir a proteger a las mujeres.
Hana pensó en como se tomaría ella que le desapareciesen un hipotético perro y no le sentaría bien, eso seguro.
No le gustaba la magia, sobre todo cuando era poco más que un mendigueo de dinero con engaños entre medias. El Ninjutsu era la verdadera magia, y el Ninjutsu no debe usarse a la ligera, así que esas señoras o bien eran trileras en busca de dinero o bien eran ninjutseras sin honor. Lo segundo era improbable y lo primero completamente legal. Así que solo le quedaba mirar y esperar que fuesen honorables y no presionasen a la gente para que les suelte dinero.
Hasta que el can se dispuso a prestarse voluntario para desaparecer. La mujer, demostrando un especismo inexistente del todo, aceptó al perro como candidato apropiado para el truco, ante la incredulidad de su amo. Y la de la misma Hana, de que su dueño, un shinobi, permitiese al can meterse en esos fregados.
Primero lo taparon, para que no pudiésemos verlo y entonces hacerlo "desaparecer" y tras un poco de paripé, dejaron caer la tela que lo ocultaba. Y ahí no había ningún perro. Al silencio inicial lo procedió un aplauso animado y entusiasmado, por todos excepto por la kunoichi y el shinobi. Él supuso que estaba preocupado y ella sencillamente esperaba la reacción del chico, igual al final hasta tendría que intervenir a proteger a las mujeres.
Hana pensó en como se tomaría ella que le desapareciesen un hipotético perro y no le sentaría bien, eso seguro.