6/02/2020, 12:55
Se giró en cuanto escuchó a alguien aterrizar en el jardín. En la villa no era muy raro que eso pasase, pero tampoco lo más común del mundo. Sin embargo, Datsuse ya se le había adelantado. Estuvo a punto de llamarlo por si esa persona era un shinobi aleatorio, pero no lo era.
—¿Qué pasa, Matacanes? ¿Tanto de menos me echabas? —
Era el mismisimo Uchiha Datsue, en persona. Hana se quedó helada en el sitio. A pesar de saber que efectivamente, ese Uchiha Datsue era su "jefe" en aquella misión, siempre supuso que al final de la misma aparecería un jorobado tuerto a decirle que su amo prescindía de sus servicios. O en caso de ponernos menos melodramaticos, un Chunnin del Edificio del Uzukage.
Desde luego, lo que menos se esperaba era que apareciese un día antes de lo previsto ante ella dando una voltereta.
— Buenos días. Soy Uchiha Datsue, el solicitante de tu misión.
Se quedó completamente en blanco, las manos dejaron de aceptarle ordenes y las llaves cayeron al suelo con un estruendo metálico característico. Es que era Uchiha Datsue, EL Uchiha Datsue. Jinchuriki de la villa, heroe nacional, salvador del mismisimo Uzukage, asesino del anterior Uzukage, propiciador del primer pacto de las tres villas y chorrocientas más cosas que había oído por ahí. La mitad de ellas confirmadas por el mismisimo Hanabi.
— Yo... eh... Himura Hana... soy yo. — la semántica también se había ido, detrás de su capacidad de hablar como una persona.
Necesitaba volver en sí misma, rápido, antes de parecer aún más tonta. Datsuse la miró, ladeando ligeramente su carita peluda, confuso por como estaba la muchacha.
— Quiero decir, me llamo Himura Hana. Encantada de conocerle, Datsue-sama — había dicho al milímetro cada palabra, con algo de lentitud porque tenía que pensar varias veces en qué quería decir para decirlo.
Finalmente, hizo una leve reverencia seguida de agacharse a por las llaves que se le habían caído. Una vez cogidas, se irguió, sin saber muy bien como proceder. Tenía que entrar a cepillar a Datsuse ¿no? ¿O se encargaría ya Datsue? No quería parecer que se escaqueaba y menos que no le gustase el bueno de Datsuse.
—¿Qué pasa, Matacanes? ¿Tanto de menos me echabas? —
Era el mismisimo Uchiha Datsue, en persona. Hana se quedó helada en el sitio. A pesar de saber que efectivamente, ese Uchiha Datsue era su "jefe" en aquella misión, siempre supuso que al final de la misma aparecería un jorobado tuerto a decirle que su amo prescindía de sus servicios. O en caso de ponernos menos melodramaticos, un Chunnin del Edificio del Uzukage.
Desde luego, lo que menos se esperaba era que apareciese un día antes de lo previsto ante ella dando una voltereta.
— Buenos días. Soy Uchiha Datsue, el solicitante de tu misión.
Se quedó completamente en blanco, las manos dejaron de aceptarle ordenes y las llaves cayeron al suelo con un estruendo metálico característico. Es que era Uchiha Datsue, EL Uchiha Datsue. Jinchuriki de la villa, heroe nacional, salvador del mismisimo Uzukage, asesino del anterior Uzukage, propiciador del primer pacto de las tres villas y chorrocientas más cosas que había oído por ahí. La mitad de ellas confirmadas por el mismisimo Hanabi.
— Yo... eh... Himura Hana... soy yo. — la semántica también se había ido, detrás de su capacidad de hablar como una persona.
Necesitaba volver en sí misma, rápido, antes de parecer aún más tonta. Datsuse la miró, ladeando ligeramente su carita peluda, confuso por como estaba la muchacha.
— Quiero decir, me llamo Himura Hana. Encantada de conocerle, Datsue-sama — había dicho al milímetro cada palabra, con algo de lentitud porque tenía que pensar varias veces en qué quería decir para decirlo.
Finalmente, hizo una leve reverencia seguida de agacharse a por las llaves que se le habían caído. Una vez cogidas, se irguió, sin saber muy bien como proceder. Tenía que entrar a cepillar a Datsuse ¿no? ¿O se encargaría ya Datsue? No quería parecer que se escaqueaba y menos que no le gustase el bueno de Datsuse.