8/02/2020, 03:14
—¡Anda ya! ¿No serás un gallina, no? ¡Échale bemoles! Será un duelo amistoso, a primera sangre, como mandan las tradiciones. ¡No te haré daño! Bueno, no mucho, jijiji —«Ayyy... Esa risa me da mala espina...»
—¡Entendido Junko-sensei! —Exclamó Takumi antes de colocarse en su sitio, a cinco metros del centro frente a su maestra.
—¿Qué se hace primero de nada? —Le interrogó la Uzumaki mientras formaba el Sello de la Confrontación con su única mano e inclinaba levemente la cabeza.
El genin respondió con el mismo sello y con otra inclinación de cabeza, siguiendo las normas de los combates amistosos. Su corazón latía con fuerza, sabía que no iba a poder hacerle frente a la chūnin pero se iba a esforzar para hacerlo lo mejor que pudiera, quería demostrar que había venido desde tan lejos para convertirse en un gran shinobi.
—¡Prepárese Junko-sensei, no le voy a dar cuartel! —Dijo a la pelirroja, mientras una confiada sonrisa se le dibujaba en la cara.
Inmediatamente sacó de su portaobjetos un pergamino pequeño, lo abrió y aprovechando el humo de la liberación ancló sus hilos de chakra a Mono. Entonces de un humo que ya se estaba disipando salió disparada hacia Junko una marioneta de aspecto simiesco, con sus brazos hacia atrás buscando encajar un corte en su tren inferior.
—¡Entendido Junko-sensei! —Exclamó Takumi antes de colocarse en su sitio, a cinco metros del centro frente a su maestra.
—¿Qué se hace primero de nada? —Le interrogó la Uzumaki mientras formaba el Sello de la Confrontación con su única mano e inclinaba levemente la cabeza.
El genin respondió con el mismo sello y con otra inclinación de cabeza, siguiendo las normas de los combates amistosos. Su corazón latía con fuerza, sabía que no iba a poder hacerle frente a la chūnin pero se iba a esforzar para hacerlo lo mejor que pudiera, quería demostrar que había venido desde tan lejos para convertirse en un gran shinobi.
—¡Prepárese Junko-sensei, no le voy a dar cuartel! —Dijo a la pelirroja, mientras una confiada sonrisa se le dibujaba en la cara.
Inmediatamente sacó de su portaobjetos un pergamino pequeño, lo abrió y aprovechando el humo de la liberación ancló sus hilos de chakra a Mono. Entonces de un humo que ya se estaba disipando salió disparada hacia Junko una marioneta de aspecto simiesco, con sus brazos hacia atrás buscando encajar un corte en su tren inferior.