12/02/2020, 00:48
Cuando ya empezaba a plantearse la posibilidad de que su sensei no apareciese, apareció una versión masculina de ella. Pelo carmesí mucho más corto que el de Eri-sensei y una actitud mucho más despreocupada.
—¡Salutaciones, joven moza! . Soy Ryuusuke Uzumaki, pero tú puedes llamarme Ryuu . Eri-sensei ha tenido un problema antes de venir aquí y ahora está en el hospital, así que si quieres verla, ya sabes dónde encontrarla . ¡Nos vemos!
Obviamente, quiso preguntarle qué le había pasado a su maestra. Pero lejos de tener la paciencia o la educación de plantarse dos segundos ahí para que la chica pudiese reaccionar, se deshizo en una nube de humo.
Hana se tomó un par de segundos de ordenación cerebral. Después, respiró hondo y salió a toda prisa en dirección al hospital. Primero corriendo y una vez hubiese salido del terreno boscoso, de tejado en tejado. Era imposible perderse buscando el hospital, era uno de los edificios más grandes de Uzushiogakure.
Una vez llegase entraría a toda prisa por la puerta, evitando a los enfermos y a los enfermeros que pasasen por en medio hasta llegar al mostrador de recepción.
— Eri... — dijo sin aliento la rubia, apoyando ambas manos en el mostrador para recobrar el aliento. — Uzumaki Eri, ¿dónde está? ¿Qué le ha pasado?
¿Quien demonios era el que había venido a avisarla? Espera, ¿habría sido Eri hengeada? ¿Con qué objetivo? ¿Ver cuanto tardaba en llegar al hospital? ¿Ver si se preocupaba por ella? No, no tenía sentido. Entonces, ¿qué podía haberle pasado? El señor ese dijo que había sido antes de ir a su encuentro. ¿Qué le podía pasar a una de las mejores Jounin de la villa dentro de la misma villa?
Una gota de sudor frio recorrió la sien de Hana, mientras esperaba la respuesta de detrás del mostrador claramente nerviosa y ansiosa.
—¡Salutaciones, joven moza! . Soy Ryuusuke Uzumaki, pero tú puedes llamarme Ryuu . Eri-sensei ha tenido un problema antes de venir aquí y ahora está en el hospital, así que si quieres verla, ya sabes dónde encontrarla . ¡Nos vemos!
Obviamente, quiso preguntarle qué le había pasado a su maestra. Pero lejos de tener la paciencia o la educación de plantarse dos segundos ahí para que la chica pudiese reaccionar, se deshizo en una nube de humo.
Hana se tomó un par de segundos de ordenación cerebral. Después, respiró hondo y salió a toda prisa en dirección al hospital. Primero corriendo y una vez hubiese salido del terreno boscoso, de tejado en tejado. Era imposible perderse buscando el hospital, era uno de los edificios más grandes de Uzushiogakure.
Una vez llegase entraría a toda prisa por la puerta, evitando a los enfermos y a los enfermeros que pasasen por en medio hasta llegar al mostrador de recepción.
— Eri... — dijo sin aliento la rubia, apoyando ambas manos en el mostrador para recobrar el aliento. — Uzumaki Eri, ¿dónde está? ¿Qué le ha pasado?
¿Quien demonios era el que había venido a avisarla? Espera, ¿habría sido Eri hengeada? ¿Con qué objetivo? ¿Ver cuanto tardaba en llegar al hospital? ¿Ver si se preocupaba por ella? No, no tenía sentido. Entonces, ¿qué podía haberle pasado? El señor ese dijo que había sido antes de ir a su encuentro. ¿Qué le podía pasar a una de las mejores Jounin de la villa dentro de la misma villa?
Una gota de sudor frio recorrió la sien de Hana, mientras esperaba la respuesta de detrás del mostrador claramente nerviosa y ansiosa.