13/02/2020, 13:30
Con el primer grito aligeró el paso entre la maleza; una rama golpeó su rostro dejándole algunas heridas sobre las mejillas y la frente, su pelo comenzaba a empaparse por completo y sus piernas ya estaban sucias de barro hasta casi las espinillas, pero era el ambiente habitual en los alrededores de Amegakure, por lo que no se veía afectada por ello.
El segundo grito fue muy alto pero sobretodo claro; por lo que debía estar a pocos metros, apartó algunas ramas y allí estaba. Su rostro asomó entre la maleza, para observar una joven de cabellos rubios tendida en el suelo.
— ¿¡Hana!? ¿Que te ha ocurrido?— atravesó la última planta que las separa, apartandola a un lado, todavía sorprendida. Más por quien era la que estaba pidiendo ayuda, que el propio estado en el que estaba, el cual desconocía.
El segundo grito fue muy alto pero sobretodo claro; por lo que debía estar a pocos metros, apartó algunas ramas y allí estaba. Su rostro asomó entre la maleza, para observar una joven de cabellos rubios tendida en el suelo.
— ¿¡Hana!? ¿Que te ha ocurrido?— atravesó la última planta que las separa, apartandola a un lado, todavía sorprendida. Más por quien era la que estaba pidiendo ayuda, que el propio estado en el que estaba, el cual desconocía.