13/02/2020, 21:49
— No tienes porque dármelas
— Sí que tengo que dartelas. Solo Kami-sama sabe cuanto hubiese tardado en librarme sola. Gracias, Ren. — repitió una vez de pie, apoyada en el árbol.
Vio como Ren se ponía en una posición extraña y no fue hasta que habló que entendió lo que la kunoichi le estaba proponiendo.
— Sube, no sé como de lejos estaremos realmente de Notsuba, pero tampoco puedo dejar que andes con la pierna así durante mucho rato...
Su primera reacción fue dar un paso atrás, reacción que tuvo que suprimir, pues estaba apoyada en un solo pie. Miró la espalda de Ren avergonzada, la idea le parecía terrible y reconfortante al mismo tiempo. La última y única persona que la había llevado cargada a la espalda había sido su padre.
— Yo... No... — claro que la idea de caminar hasta Notsuba era terrible y la idea de estar cerca de Ren tentadora. — E-e-está bien...
Se colocó sobre la espalda de la kunoichi de Amegakure, abrazandola por el cuello y dejando que cogiese sus piernas. Estaba roja desde la punta de la nariz hasta la punta de las orejas y aún así, cuando se rozaron, Hana pudo notar la diferencia de temperaturas. Ella estaba helada mientras que Ren estaba ardiendo, como si aquella luvia para ella fuese un dia soleado estandar.
El mismo momento en que se puso en posición, dudó.
— ¿Estás bien? ¿Peso demasiado? No-no te fuerces, Ren-san. Puedo intentar andar, de verdad. No hace falta que te hagas daño tú también por mi culpa, ¿vale? — empezó a hablar rápido para no tartamudear, era una técnica que le funcionaba bastante bien cuando estaba nerviosa.
— Sí que tengo que dartelas. Solo Kami-sama sabe cuanto hubiese tardado en librarme sola. Gracias, Ren. — repitió una vez de pie, apoyada en el árbol.
Vio como Ren se ponía en una posición extraña y no fue hasta que habló que entendió lo que la kunoichi le estaba proponiendo.
— Sube, no sé como de lejos estaremos realmente de Notsuba, pero tampoco puedo dejar que andes con la pierna así durante mucho rato...
Su primera reacción fue dar un paso atrás, reacción que tuvo que suprimir, pues estaba apoyada en un solo pie. Miró la espalda de Ren avergonzada, la idea le parecía terrible y reconfortante al mismo tiempo. La última y única persona que la había llevado cargada a la espalda había sido su padre.
— Yo... No... — claro que la idea de caminar hasta Notsuba era terrible y la idea de estar cerca de Ren tentadora. — E-e-está bien...
Se colocó sobre la espalda de la kunoichi de Amegakure, abrazandola por el cuello y dejando que cogiese sus piernas. Estaba roja desde la punta de la nariz hasta la punta de las orejas y aún así, cuando se rozaron, Hana pudo notar la diferencia de temperaturas. Ella estaba helada mientras que Ren estaba ardiendo, como si aquella luvia para ella fuese un dia soleado estandar.
El mismo momento en que se puso en posición, dudó.
— ¿Estás bien? ¿Peso demasiado? No-no te fuerces, Ren-san. Puedo intentar andar, de verdad. No hace falta que te hagas daño tú también por mi culpa, ¿vale? — empezó a hablar rápido para no tartamudear, era una técnica que le funcionaba bastante bien cuando estaba nerviosa.