18/02/2020, 17:00
(Última modificación: 18/02/2020, 17:01 por Himura Hana. Editado 2 veces en total.)
En la breve pausa entre que había hablado Hana y Ren decidió seguir con su historia, la rubia estiró el brazo y se acercó un barreño, con pensamientos de adueñarselo. Por suerte, no iba a ir a ninguna parte mientras la kunoichi prestaba toda su atención a su hermana.
— Continuamente discutían y cuando mi padre se marchaba, mi madre decía que todo era culpa mia. Q-Que les había arruinado la vida... Q-Q-Que solo era un error.
Y ante la mirada preocupada de Hana, Ren rompió a llorar. La rubia se abalanzó sobre ella como había hecho antes, aferrandola en un abrazo cariñoso y húmedo.
— Eh, Ren-chan, ya está. Eso es cosa del pasado. Esas personas puede que fueran tus padres, pero no eran tu familia. Una familia se quiere y se apoya. Y tú no eres un error. Si no fuese por ti, piensa en como hubiese acabado yo el día, sola en medio del bosque. Si no fuese por ti, igual no lo hubiese contado, Ren-chan. — empezó a llorar contagiada por la tristeza de su hermana — Mierda, ahora estoy llorando también. Digo, ay, me cachis, jopetas.
Se acercó más a Ren, sintiendo el roce de la madera del rebaño en la pierna y calmandose un poco.
— Ya está, no estás sola. Estoy contigo y llorando también.
— Continuamente discutían y cuando mi padre se marchaba, mi madre decía que todo era culpa mia. Q-Que les había arruinado la vida... Q-Q-Que solo era un error.
Y ante la mirada preocupada de Hana, Ren rompió a llorar. La rubia se abalanzó sobre ella como había hecho antes, aferrandola en un abrazo cariñoso y húmedo.
— Eh, Ren-chan, ya está. Eso es cosa del pasado. Esas personas puede que fueran tus padres, pero no eran tu familia. Una familia se quiere y se apoya. Y tú no eres un error. Si no fuese por ti, piensa en como hubiese acabado yo el día, sola en medio del bosque. Si no fuese por ti, igual no lo hubiese contado, Ren-chan. — empezó a llorar contagiada por la tristeza de su hermana — Mierda, ahora estoy llorando también. Digo, ay, me cachis, jopetas.
Se acercó más a Ren, sintiendo el roce de la madera del rebaño en la pierna y calmandose un poco.
— Ya está, no estás sola. Estoy contigo y llorando también.