20/02/2020, 19:54
... o no. El chūnin chasqueó la lengua; parecía que Amenokami quería hacerle purgar sus pecados en modo experto, pues a pesar de haber dado con sus huesos en el tutelaje de genin, ni siquiera había tenido la decencia de darles algunos que conocieran la existencia de los relojes.
Los muchachos, muy diligentes y formales —todo lo que se podía ser llegando una hora tarde a una citación oficial— realizaron sendas reverencias. En el caso de Ren fue una disculpa por su tardanza, pero Kisame ni siquiera hizo lo propio. No tenía importancia: si ambos levantaban la mirada —y de seguro lo harían cuando intuyeran que su sensei no se había movido ni un ápice y no les respondía— verían que Momochi Ebisu estaba...
... profundamente dormido. No lo parecía, claro, porque se había recostado tan sólo ligeramente en el asiento, tenía la cabeza gacha y los brazos en cruz. Pero si uno observaba atentamente, podía ver una translúcida pompa que surgía de su nariz y se inflaba o decrecía al ritmo de la respiración relajada, acompasada, del durmiente. Si uno prestaba mucha atención, apenas un sencillo silbido salía de sus labios.
—Zzzzz...
—
Los muchachos, muy diligentes y formales —todo lo que se podía ser llegando una hora tarde a una citación oficial— realizaron sendas reverencias. En el caso de Ren fue una disculpa por su tardanza, pero Kisame ni siquiera hizo lo propio. No tenía importancia: si ambos levantaban la mirada —y de seguro lo harían cuando intuyeran que su sensei no se había movido ni un ápice y no les respondía— verían que Momochi Ebisu estaba...
... profundamente dormido. No lo parecía, claro, porque se había recostado tan sólo ligeramente en el asiento, tenía la cabeza gacha y los brazos en cruz. Pero si uno observaba atentamente, podía ver una translúcida pompa que surgía de su nariz y se inflaba o decrecía al ritmo de la respiración relajada, acompasada, del durmiente. Si uno prestaba mucha atención, apenas un sencillo silbido salía de sus labios.
—Zzzzz...