24/02/2020, 13:54
La cocinera dudó visiblemente ante la petición de Kisame, pero luego pareció pensárselo mejor: si quería que todo aquello acabase pronto, su instinto le decía que era mejor hacer caso de lo que los ninjas que decían. Sin más, Sakura se limitó a asentir con cierto aire bobalicón y poniéndose en pie, realizó otra sentida reverencia. De verdad se la veía afectada con semejante lío.
Breves momentos después de que la cocinera saliera de la habitación, el tercero en discordia hizo acto de presencia; probablemente los genin ya sospechaban de él y su apariencia y lenguaje corporal no indicaban precisamente que estuviese confiado. Keisuke parecía bastante nervioso, se frotaba las manos y ni siquiera miró a los ninjas a la cara antes de tomar asiento frente a ellos, en la mesa. Constantemente dirigía furtivas miradas a izquierda y derecha, como un conejo que se sabe adentrándose en la madriguera del lobo.
—Shinobi-san, shinobi-san —saludó, con sendas inclinaciones de cabeza dirigidas a Kisame y Karamaru.
Breves momentos después de que la cocinera saliera de la habitación, el tercero en discordia hizo acto de presencia; probablemente los genin ya sospechaban de él y su apariencia y lenguaje corporal no indicaban precisamente que estuviese confiado. Keisuke parecía bastante nervioso, se frotaba las manos y ni siquiera miró a los ninjas a la cara antes de tomar asiento frente a ellos, en la mesa. Constantemente dirigía furtivas miradas a izquierda y derecha, como un conejo que se sabe adentrándose en la madriguera del lobo.
—Shinobi-san, shinobi-san —saludó, con sendas inclinaciones de cabeza dirigidas a Kisame y Karamaru.