24/02/2020, 16:07
(Última modificación: 24/02/2020, 16:10 por Himura Ren. Editado 1 vez en total.)
— Pues perfecto, ya puedes dejar aquí todos tus ryos porque no te voy a dejar pagar nada. Cuando vuelvas a Amegakure los usas para comprarte espadas. — le advirtió Hana sentandose en la cama. — Y ahora, vendame el tobillo. — le había cogido gusto a mandar. — Por favor. — pero la educación en Uzushiogakure es profunda.
— Vaaaaaale, lo que diga la princesa de Uzushiogakure —rió con las vendas en la mano, y se puso a ello; arrodillada frente a Hana, comenzó a vendar el pie que extendía fuera de a cama.
Tal vez no midió bien sus palabras, pero es que acostumbraba a hablar sin pesar para variar.
— Vaaaaaale, lo que diga la princesa de Uzushiogakure —rió con las vendas en la mano, y se puso a ello; arrodillada frente a Hana, comenzó a vendar el pie que extendía fuera de a cama.
Tal vez no midió bien sus palabras, pero es que acostumbraba a hablar sin pesar para variar.