1/03/2020, 23:50
— Bueno, es un sueño igual de tonto que el de ser un Kage supongo... Hasta antes de salir de la academia, me ayudó mucho eso de tener pequeñas metas; pero una así... Tan solo son tonterías dichas por la emoción, no lo termino de ver como una meta de verdad, o no por lo menos una alcanzable.
Tragó los fideos que tenía en la boca y probó el pollo mientras Ren repetía que su sueño era eso, un sueño, irreal e inalcanzable. Sonrió al oír que solo eran tonterías.
— Lo de las pequeñas metas también nos lo dijeron, yo no quiero una meta pequeña, quiero una meta tan alta que me duela el cuello solo de intentar mirarla. Sin embargo, no sé porqué pero no me veo de Uzukage. Es decir, quiero proteger a los habitantes de mi villa, no solo a los civiles, sino a los ninjas, no quiero que hayan más niñas como yo. Quiero una paz de Shiona, pero yo no soy Shiona-sama, ni siquiera soy Uzumaki, no sería una buena kage. Apenas soy una buena genin. — seguía removiendo los fideos llevándose de vez en cuando algunos a la boca, pero sin mucha alegría.
Todo shinobi y kunoichi en algún momento ha mirado a su kage y ha pensado que él o ella también quería ser así. Un kage. La ninja más poderoso de la villa, la más importante, la más influyente, la que tiene la última palabra en todas las decisiones de los ninjas... Pero claro, sales a la calle, ves a tu jinchuriki, el Jounin que ha afianzado la relación con Amegakure y a tu sensei, que también fue su sensei, que salvó a la jinchuriki de la lluvia y entiendes de primeras que tú apenas eres una piedra en el camino.
El problema de las metas grandes es no ver el final del camino, perderte entre desvíos y zarzas.
Tragó los fideos que tenía en la boca y probó el pollo mientras Ren repetía que su sueño era eso, un sueño, irreal e inalcanzable. Sonrió al oír que solo eran tonterías.
— Lo de las pequeñas metas también nos lo dijeron, yo no quiero una meta pequeña, quiero una meta tan alta que me duela el cuello solo de intentar mirarla. Sin embargo, no sé porqué pero no me veo de Uzukage. Es decir, quiero proteger a los habitantes de mi villa, no solo a los civiles, sino a los ninjas, no quiero que hayan más niñas como yo. Quiero una paz de Shiona, pero yo no soy Shiona-sama, ni siquiera soy Uzumaki, no sería una buena kage. Apenas soy una buena genin. — seguía removiendo los fideos llevándose de vez en cuando algunos a la boca, pero sin mucha alegría.
Todo shinobi y kunoichi en algún momento ha mirado a su kage y ha pensado que él o ella también quería ser así. Un kage. La ninja más poderoso de la villa, la más importante, la más influyente, la que tiene la última palabra en todas las decisiones de los ninjas... Pero claro, sales a la calle, ves a tu jinchuriki, el Jounin que ha afianzado la relación con Amegakure y a tu sensei, que también fue su sensei, que salvó a la jinchuriki de la lluvia y entiendes de primeras que tú apenas eres una piedra en el camino.
El problema de las metas grandes es no ver el final del camino, perderte entre desvíos y zarzas.