2/03/2020, 00:40
Él no tardó un instante en reparar en su presencia, como siempre. Se levantó con un ronco gruñido y se volvió hacia ella, atravesándola con sus iris aguamarina.
—Me cago en la puta, Ayame —blasfemó—. "¿Siento haberte hecho esperar?" Ha pasado mucho tiempo desde que conseguiste esa placa —Un año, aproximadamente—. Y ahora, otra placa más. "Tú y yo ajustaremos cuentas", dijiste. Y sin embargo, sí, aquí me tenías, esperando. Y aún así, he tenido que hacerte venir yo. ¿Cuándo pensabas medirte con tu viejo padre? ¿Cuando el sombrero de Kage reposara sobre tu impresentable y cobarde cabezota?
Ayame agachó la mirada, con las mandíbulas apretadas y los puños cerrados a ambos lados de su cuerpo.
—No tengo excusa... —Tuvo que admitir, temblando ligeramente. Cuando había formulado en voz alta su reto le había parecido la mejor idea del mundo. Pero cuando se había visto con la placa plateada entre las manos se sintió al borde de un abismo. ¿Y si se enfrentaba a él y no conseguía alcanzar sus expectativas? ¿Y si le acababa decepcionando? El terror la invadió. Y el "mañana se lo diré" se fue postergando hasta que recibió la segunda placa, la que aquel día lucía dorada en su hombro—. Entenderé que no quieras darme otra oportunidad...
Ayame respiró hondo por la nariz y volvió a alzar la mirada. Sus ojos castaños chocaron violentamente con los aguamarina de su padre.
—Pero si me la das, no te defraudaré. Te mostraré de lo que soy capaz.
—Me cago en la puta, Ayame —blasfemó—. "¿Siento haberte hecho esperar?" Ha pasado mucho tiempo desde que conseguiste esa placa —Un año, aproximadamente—. Y ahora, otra placa más. "Tú y yo ajustaremos cuentas", dijiste. Y sin embargo, sí, aquí me tenías, esperando. Y aún así, he tenido que hacerte venir yo. ¿Cuándo pensabas medirte con tu viejo padre? ¿Cuando el sombrero de Kage reposara sobre tu impresentable y cobarde cabezota?
Ayame agachó la mirada, con las mandíbulas apretadas y los puños cerrados a ambos lados de su cuerpo.
—No tengo excusa... —Tuvo que admitir, temblando ligeramente. Cuando había formulado en voz alta su reto le había parecido la mejor idea del mundo. Pero cuando se había visto con la placa plateada entre las manos se sintió al borde de un abismo. ¿Y si se enfrentaba a él y no conseguía alcanzar sus expectativas? ¿Y si le acababa decepcionando? El terror la invadió. Y el "mañana se lo diré" se fue postergando hasta que recibió la segunda placa, la que aquel día lucía dorada en su hombro—. Entenderé que no quieras darme otra oportunidad...
Ayame respiró hondo por la nariz y volvió a alzar la mirada. Sus ojos castaños chocaron violentamente con los aguamarina de su padre.
—Pero si me la das, no te defraudaré. Te mostraré de lo que soy capaz.

![[Imagen: kQqd7V9.png]](https://i.imgur.com/kQqd7V9.png)