3/03/2020, 18:02
— Pues hice una misión; bueno, mi única misión debería decir, en la que tuve que buscar gatos y perros callejeros. Querían evitar que se llegara a propagar alguna epidemia por los animales callejeros y de paso, buscarles hogar a algunos.
— ¿Y qué tal te fue? Yo también quería empezar con las misiones, pero entre una cosa y otra se me está pasando el mes volando y no he hecho ni el huevo, más que viajar y encontrarte allá donde iba. — se detuvo ahí y miró al techo, pensativa. — Lo cierto es que viéndolo así, no me arrepiento de nada. — la volvió a mirar, dedicándole una sonrisa.
A veces le costaba trazar una linea en el limite a la hora de decir según qué cosas a Ren, pero no podía negar que se sentía a gusto con ella, le resultaba fácil hablar con ella, confesarse. Era la primera persona a la que le contaba su extraña manía de coger cosas por puro capricho y lo había aceptado sin un solo segundo de duda.
Sin embargo, sentía que ella no le aportaba tanto a Ren como ella recibía por su parte. Así que no veía por qué iba a sentir ella nada parecido a lo que ella sentía. ¿Qué podía tener ella de especial? Ren era fuerte, caballerosa, atenta, comprensiva, decidida, adorable y un sin fin más de cosas. No quería perderla solo por no saber contenerse. ¿Y si hablaba de más? Le había pasado varias veces. Calló, a la espera de la reacción de la morena. ¿Se estaría pasando de melosa? ¿Qué cosas se le podían decir a una hermana? Nunca había tenido ninguna...
— ¿Y qué tal te fue? Yo también quería empezar con las misiones, pero entre una cosa y otra se me está pasando el mes volando y no he hecho ni el huevo, más que viajar y encontrarte allá donde iba. — se detuvo ahí y miró al techo, pensativa. — Lo cierto es que viéndolo así, no me arrepiento de nada. — la volvió a mirar, dedicándole una sonrisa.
A veces le costaba trazar una linea en el limite a la hora de decir según qué cosas a Ren, pero no podía negar que se sentía a gusto con ella, le resultaba fácil hablar con ella, confesarse. Era la primera persona a la que le contaba su extraña manía de coger cosas por puro capricho y lo había aceptado sin un solo segundo de duda.
Sin embargo, sentía que ella no le aportaba tanto a Ren como ella recibía por su parte. Así que no veía por qué iba a sentir ella nada parecido a lo que ella sentía. ¿Qué podía tener ella de especial? Ren era fuerte, caballerosa, atenta, comprensiva, decidida, adorable y un sin fin más de cosas. No quería perderla solo por no saber contenerse. ¿Y si hablaba de más? Le había pasado varias veces. Calló, a la espera de la reacción de la morena. ¿Se estaría pasando de melosa? ¿Qué cosas se le podían decir a una hermana? Nunca había tenido ninguna...