4/03/2020, 20:42
Y por fin uno de sus ataques conectó, no fue más que uno de los kunais rasgó a la pelirroja el chaleco militar, pero había conseguido al menos hacer algo. «¡Por fin joder!» Al aterrizar la chūnin en el suelo el kazejin pudo ver una gran sonrisa en ella, no parecía que el combate fuera a continuar.
—¡Yeha! ¡Eso es! Eso es lo que quería ver. Sabías que no tenías posibilidad de ganar, estabas mordiendo el polvo a base de bien y tus opciones eran limitadas. Pero has mantenido la calma y has buscado una forma de ganar. ¡Gran trabajo!
Takumi mientras jadeaba, este enfrentamiento le había dejado agotado, había dado lo mejor de sí mismo. La Uzumaki se acercó a él y le ofreció su mano para levantarse.
—No importa lo que veas u oigas por ahí, Takumi. Lo que marca la diferencia entre la vida y la muerte para un ninja es saber no darse por vencido.
—¡Muchas gracias Junko-sensei! —Agradeció la perla de sabiduría de su maestra con una reverencia, una vez levantado con la ayuda de esta última.
—Va, recoge tus kunais, ¡te has ganado una invitación a almorzar!
—E... ¿Enserio? —Una gran sonrisa se le dibujó de oreja a oreja, tenía mucha hambre después de la pelea. Sus kunai volaron hacia su portaobjetos, dirigidos por los hilos de chakra plateado y ya con los aceros guardados miró a los ojos a Junko. —Muchísimas gracias de verdad, siendo sincero esto me ha dejado hambriento.
—¡Yeha! ¡Eso es! Eso es lo que quería ver. Sabías que no tenías posibilidad de ganar, estabas mordiendo el polvo a base de bien y tus opciones eran limitadas. Pero has mantenido la calma y has buscado una forma de ganar. ¡Gran trabajo!
Takumi mientras jadeaba, este enfrentamiento le había dejado agotado, había dado lo mejor de sí mismo. La Uzumaki se acercó a él y le ofreció su mano para levantarse.
—No importa lo que veas u oigas por ahí, Takumi. Lo que marca la diferencia entre la vida y la muerte para un ninja es saber no darse por vencido.
—¡Muchas gracias Junko-sensei! —Agradeció la perla de sabiduría de su maestra con una reverencia, una vez levantado con la ayuda de esta última.
—Va, recoge tus kunais, ¡te has ganado una invitación a almorzar!
—E... ¿Enserio? —Una gran sonrisa se le dibujó de oreja a oreja, tenía mucha hambre después de la pelea. Sus kunai volaron hacia su portaobjetos, dirigidos por los hilos de chakra plateado y ya con los aceros guardados miró a los ojos a Junko. —Muchísimas gracias de verdad, siendo sincero esto me ha dejado hambriento.