4/03/2020, 21:18
(Última modificación: 4/03/2020, 21:47 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
—Bien —respondió Zetsuo, con una fugaz sonrisa en la comisura de sus labios—.Entonces, basta de cháchara.
Y Ayame no pudo evitar sentir cierta sorpresa al no verle protestar por la omisión a la parte de la Guardiana a la que ya había renunciado tiempo atrás. Si se le había pasado por alto o había dejado de importarle, era algo que sólo el veterano shinobi sabía. Fuera como fuese, Kokuō quedaba completamente al margen de todo aquello, era entre Ayame y su padre.
Y, fuera como fuese, no era momento para pensar en ello. La kunoichi tensó todos los músculos del cuerpo al verle rebuscar en su portaobjetos. De él sacó un respirador, que se ajustó al rostro.
«¿Va a utilizar venenos?» Dedujo, entrecerrando ligeramente los ojos, al recordar como Hōzuki Shanise siempre lo llevaba precisamente para evitar un ataque así. La otra opción es que pretendía meterse en las aguas del lago que les rodeaban; pero... dada la afinidad de Ayame con el agua, lo dudaba seriamente. Debía estar preparada para lo que pudiera ocurrir.
Pero Zetsuo no la atacó directamente. En su lugar, creó junto a él un clon de sombras; y, tras un breve instante de incógnita y una pequeña nube de humo, la réplica del médico liberó un Fūma Shuriken desde uno de los antebrazos donde lo llevaba sellado y se lanzó a la carrera contra su propia hija. Los ojos de Ayame siguieron su movimiento sin ningún tipo de problema, y la kunoichi flexionó las rodillas y saltó hacia arriba en el momento en el que el metal iba a desgarrar su cuerpo. Un aleteo de las alas de agua que habían surgido tras su espalda la impulsaron lo suficiente para quedar por encima de él mientras entrelazaba las manos en un tres sellos: Dragón, Tigre, Liebre.
«¡Suiton: Mizurappa!»
Ayame inspiró hondo y, al soltar el aire, liberó a su vez un torrente de agua a presión que dirigió hacia abajo, buscando disolver el clon de Zetsuo.
Y Ayame no pudo evitar sentir cierta sorpresa al no verle protestar por la omisión a la parte de la Guardiana a la que ya había renunciado tiempo atrás. Si se le había pasado por alto o había dejado de importarle, era algo que sólo el veterano shinobi sabía. Fuera como fuese, Kokuō quedaba completamente al margen de todo aquello, era entre Ayame y su padre.
Y, fuera como fuese, no era momento para pensar en ello. La kunoichi tensó todos los músculos del cuerpo al verle rebuscar en su portaobjetos. De él sacó un respirador, que se ajustó al rostro.
«¿Va a utilizar venenos?» Dedujo, entrecerrando ligeramente los ojos, al recordar como Hōzuki Shanise siempre lo llevaba precisamente para evitar un ataque así. La otra opción es que pretendía meterse en las aguas del lago que les rodeaban; pero... dada la afinidad de Ayame con el agua, lo dudaba seriamente. Debía estar preparada para lo que pudiera ocurrir.
Pero Zetsuo no la atacó directamente. En su lugar, creó junto a él un clon de sombras; y, tras un breve instante de incógnita y una pequeña nube de humo, la réplica del médico liberó un Fūma Shuriken desde uno de los antebrazos donde lo llevaba sellado y se lanzó a la carrera contra su propia hija. Los ojos de Ayame siguieron su movimiento sin ningún tipo de problema, y la kunoichi flexionó las rodillas y saltó hacia arriba en el momento en el que el metal iba a desgarrar su cuerpo. Un aleteo de las alas de agua que habían surgido tras su espalda la impulsaron lo suficiente para quedar por encima de él mientras entrelazaba las manos en un tres sellos: Dragón, Tigre, Liebre.
«¡Suiton: Mizurappa!»
Ayame inspiró hondo y, al soltar el aire, liberó a su vez un torrente de agua a presión que dirigió hacia abajo, buscando disolver el clon de Zetsuo.

![[Imagen: kQqd7V9.png]](https://i.imgur.com/kQqd7V9.png)