5/03/2020, 12:05
—Oh, no te preocupes Hana-chan, yo me ocupo. ¿Cómo es que has venido tan pronto?
El trato dulzón y amable de Eri solo acentuó los nervios de la rubia. Tras haber rechazado la ayuda de Hana, la pelirroja se metió en su habitación para acabar de vestirse. La genin, sin saber muy bien qué hacer, empezó a dar vueltas alrededor de la sala toqueteandose los mechones de pelo que le caían por delante de los mofletes.
— Es que estaba algo nerviosa y después de comer no sabía donde meterme ya, empecé a vestirme y una cosa llevó a la otra y aquí estoy. ¡Ni siquiera sé por qué estoy tan nerviosa! Hace mucho que no voy al festival ni me arreglo ni quedo con nadie por la villa. Y no sé, tú eres mi sensei y no sé muy bien como tratarte, no quiero faltarte al respeto ni molestarte pero tampoco quiero que te pases toda la tarde tensa. Normalmente no tengo problemas para hablar con la gente, pero contigo es diferente porque te respeto demasiado y claro, al ser mi superior, si la cago, que lo hago, pues es una cagada gorda. — en algún momento había empezado a hacer aspavientos con las manos mientras paseaba por el salón.
La Uzumaki no tardó en aparecer, perfectamente vestida y con un ligero maquillaje. A Hana nadie le había enseñado nada sobre etiqueta o maquillaje, si había conseguido ponerse el kimono había sido gracias a su vecina, que le hizo un tutorial cuando lo compró.
La rubia miró a su sensei con la boca abierta de par en par, para volver a cerrarla antes de que le cayese la baba.
— Por Shiona-sama, Eri-sensei, estás preciosa. — dicho eso volvió a callar, recordando la chapa que le acababa de soltar a su superior.
El trato dulzón y amable de Eri solo acentuó los nervios de la rubia. Tras haber rechazado la ayuda de Hana, la pelirroja se metió en su habitación para acabar de vestirse. La genin, sin saber muy bien qué hacer, empezó a dar vueltas alrededor de la sala toqueteandose los mechones de pelo que le caían por delante de los mofletes.
— Es que estaba algo nerviosa y después de comer no sabía donde meterme ya, empecé a vestirme y una cosa llevó a la otra y aquí estoy. ¡Ni siquiera sé por qué estoy tan nerviosa! Hace mucho que no voy al festival ni me arreglo ni quedo con nadie por la villa. Y no sé, tú eres mi sensei y no sé muy bien como tratarte, no quiero faltarte al respeto ni molestarte pero tampoco quiero que te pases toda la tarde tensa. Normalmente no tengo problemas para hablar con la gente, pero contigo es diferente porque te respeto demasiado y claro, al ser mi superior, si la cago, que lo hago, pues es una cagada gorda. — en algún momento había empezado a hacer aspavientos con las manos mientras paseaba por el salón.
La Uzumaki no tardó en aparecer, perfectamente vestida y con un ligero maquillaje. A Hana nadie le había enseñado nada sobre etiqueta o maquillaje, si había conseguido ponerse el kimono había sido gracias a su vecina, que le hizo un tutorial cuando lo compró.
La rubia miró a su sensei con la boca abierta de par en par, para volver a cerrarla antes de que le cayese la baba.
— Por Shiona-sama, Eri-sensei, estás preciosa. — dicho eso volvió a callar, recordando la chapa que le acababa de soltar a su superior.