6/03/2020, 23:27
La presentación fue mejor de lo que se habría podido imaginar debido a su apariencia descuidada y perezosa. A pesar de que el amejin era bastante estricto con las persoans y por qué no decirlo, un amargado, cuando comenzó a hablar la opinión que tenía sobre Momochi había cambiado, además bastante. Ya no era un perezoso incompetente, sino que era un perezoso sensato y demasiado benevolente. No se dio cuenta de que haberle dicho eso a alguien como Yui le habría costado aparte de un buen bofetón, un castigo enorme. Con lo cual, asintió a su nuevo sensei intentando comprender las normas sociales que tenían los shinobis y las personas para no volverlo a repetir, al menos no con otra persona diferente a Momochi.
-Si considera que es necesario, castígueme, Momochi-sensei -Contestó en tono frío a sus comentarios.
Su sentido de lo correcto y lo incorrecto era en ocasiones tan ferreo que le llevaba a autocastigarse él mismo muchas veces. Volvió a observarle con atención. Parecía alguien directo y tajante a pesar de tener varios fallos, lo único que le desagradaba era lo poco estricto que había sido con él y su peculiar narcolepsia. Claro está que para Kisame prácticamente cualquier persona tiene defectos. Desde un punto de vista objetivo, Momochi había comenzado de la mejor de las maneras y con un buen rollo que muchos alumnos desearían, aunque el escuálido genin lo viese desde su excéntrico punto de vista.
Literalmente, se quedó petrificado al ver como aparecía el pergamino en la mano de su maestro. Rápidamente estudió todas als variables y posibilidades para saber como lo había podido hacer... Pero tras unos escasos dos segundos llegó a la conclusión de que probablemente fuese una avanzada o no tan avanzada técnica de fuuinjutsu que llevase en su guante. La primera misión de rango D para Ren era de lo más pintoresco, por lo que Kisame esperó a que ella se fuese y aprovechó para hablarle.
-Gracias -Dijo agradecido de no haber tenido que hacer de chico de los recados... Eso significaría tener que volver a hablar con el camarero, y eso le daba mucha pereza -Me gusta que sea duro, si algún día quiero ser ANBU necesitaré una disciplina rigurosa, Momochi-sensei -Añadió, mirándole fijamente a los ojos.
-Si considera que es necesario, castígueme, Momochi-sensei -Contestó en tono frío a sus comentarios.
Su sentido de lo correcto y lo incorrecto era en ocasiones tan ferreo que le llevaba a autocastigarse él mismo muchas veces. Volvió a observarle con atención. Parecía alguien directo y tajante a pesar de tener varios fallos, lo único que le desagradaba era lo poco estricto que había sido con él y su peculiar narcolepsia. Claro está que para Kisame prácticamente cualquier persona tiene defectos. Desde un punto de vista objetivo, Momochi había comenzado de la mejor de las maneras y con un buen rollo que muchos alumnos desearían, aunque el escuálido genin lo viese desde su excéntrico punto de vista.
Literalmente, se quedó petrificado al ver como aparecía el pergamino en la mano de su maestro. Rápidamente estudió todas als variables y posibilidades para saber como lo había podido hacer... Pero tras unos escasos dos segundos llegó a la conclusión de que probablemente fuese una avanzada o no tan avanzada técnica de fuuinjutsu que llevase en su guante. La primera misión de rango D para Ren era de lo más pintoresco, por lo que Kisame esperó a que ella se fuese y aprovechó para hablarle.
-Gracias -Dijo agradecido de no haber tenido que hacer de chico de los recados... Eso significaría tener que volver a hablar con el camarero, y eso le daba mucha pereza -Me gusta que sea duro, si algún día quiero ser ANBU necesitaré una disciplina rigurosa, Momochi-sensei -Añadió, mirándole fijamente a los ojos.