7/03/2020, 14:56
Pero el Fūma Shuriken nunca llegó a acertar en su objetivo. Aotsuki Zetsuo, con un simple salto hacia atrás, se había sumergido en las aguas del lago y el arma, sin un objetivo claro, siguió volando y girando a toda velocidad en línea recta hasta que terminó por hundirse también con un sonoro chapoteo.
«¿Te has atrevido a sumergirte en mis dominios?» Se preguntó Ayame, extrañada ante aquella decisión. Zetsuo sabía mejor que nadie cómo se las gastaba en el agua, su medio natural. Sólo podía esperar una extraña estratagema por su parte.
Y, por esa misma razón, aceleró aún más su carrera y le siguió. Su elemento la recibió con los brazos abiertos cuando se lanzó al agua, con las manos muy juntas entre sí, y sus ojos le buscaron con desesperación contenida.
«¿Te has atrevido a sumergirte en mis dominios?» Se preguntó Ayame, extrañada ante aquella decisión. Zetsuo sabía mejor que nadie cómo se las gastaba en el agua, su medio natural. Sólo podía esperar una extraña estratagema por su parte.
Y, por esa misma razón, aceleró aún más su carrera y le siguió. Su elemento la recibió con los brazos abiertos cuando se lanzó al agua, con las manos muy juntas entre sí, y sus ojos le buscaron con desesperación contenida.