14/03/2020, 16:04
(Última modificación: 14/03/2020, 16:06 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Observó sorprendido como su compañera había tomado la iniciativa rápidamente, sin siquiera darle tiempo a tomarlo él mismo. Durante su pelea con aquella extraña criatura había evitado por todos los medios tomar iniciativa alguna en el combate, así que aquel acto le dejó totalmente perplejo. Viendo que quería ser ella quien llevase la voz cantante, simplemente se cruzó de brazos y la dejó hacer. Miro desde arriba como abría el pergamino y lo leyó rápidamente con evidente práctica. Había leído cientos de manuales y novelas, aquel párrafo no era digno de más de unos segundos. Su trabajo estaba a caballo entre ser repartidores y guardaespaldas, por lo que no dijo absolutamente nada ante el comentario de Ren.
-Entendido -Se limitó a decir con suma disciplina y seriedad, como le habían enseñado.
Las misiones de rango D siempre eran así. Él mismo sabía que podía hacer más que eso, pero no era su persona quien elegía sus encargos, sino la arashikage. Era a ella a quien debía demostrarle que valía para algo más que para hacer recados que bien podría hacer cualquier otra persona sin entrenamiento de combate. La forja de una unidad de élite como los ANBU era lenta, dolorosa y disciplinada, así que se tomaría aquel encargo como una misión rutinaria más. Recordó entonces a aquella vieja rica que se quejaba de espíritus. Al menos allí había tenido que interrogar a la gente, pero parecía que aquello iba a ser duro. Cargar cajas era lo que mas temía y a decir verdad no le hacía ni pizca de gracia. Era consciente de que podría derrumbar un edificio en unos minutos si se esforzaba lo suficiente... ¿Por qué tenía que cargar cajas de un lado para otro? Ni era fuerte, ni lo sería jamás. Judgar a un pez por su capacidad para trepar árboles siempre daría como resultado que el susodicho animal es retrasado.
-Entendido -Se limitó a decir con suma disciplina y seriedad, como le habían enseñado.
Las misiones de rango D siempre eran así. Él mismo sabía que podía hacer más que eso, pero no era su persona quien elegía sus encargos, sino la arashikage. Era a ella a quien debía demostrarle que valía para algo más que para hacer recados que bien podría hacer cualquier otra persona sin entrenamiento de combate. La forja de una unidad de élite como los ANBU era lenta, dolorosa y disciplinada, así que se tomaría aquel encargo como una misión rutinaria más. Recordó entonces a aquella vieja rica que se quejaba de espíritus. Al menos allí había tenido que interrogar a la gente, pero parecía que aquello iba a ser duro. Cargar cajas era lo que mas temía y a decir verdad no le hacía ni pizca de gracia. Era consciente de que podría derrumbar un edificio en unos minutos si se esforzaba lo suficiente... ¿Por qué tenía que cargar cajas de un lado para otro? Ni era fuerte, ni lo sería jamás. Judgar a un pez por su capacidad para trepar árboles siempre daría como resultado que el susodicho animal es retrasado.